La mitad de los países africanos han firmado un acuerdo para crear un espacio aéreo único y abierto en el continente, el más relegado desde el punto de vista de la conectividad, también aérea.
Se trata de una discreta pero excelente noticia en un continente fragmentado y encerrado en sus disputas interiores. La apertura de este mercado puede abrir las puertas al desarrollo, con las limitaciones que arrastra la región.
La noticia tiene algunos matices. Por supuesto, el más importante es que la mitad de los países africanos no se ha adherido al acuerdo. Esperemos que el éxito que acompañe esta medida sea motivo para la extensión de las fronteras abiertas a otros países, por el bien general.
El segundo matiz importante es que esa apertura no va a beneficiar a todos por igual. Es decir: como usuarios, todo viajero va a empezar a tener ventajas muy pronto (ya hay algunos vuelos que están siendo planeados bajo el marco de este acuerdo), pero como industria aeronáutica, el que probablemente vaya a ser ganador será Etiopía, que dispone de una de las pocas aerolíneas bien gestionadas y con perspectivas de desarrollo.
No obstante, más que ser un límite, el nuevo marco legal hará que los gobiernos vean claramente la importancia de desarrollar una industria aeronáutica propia, competitiva. Hasta ayer mismo, algunos países africanos seguían bajo la vieja idea de compañías aéreas de bandera, que tienen que tener vuelos allí a donde el gobierno quiere y no a dónde van los viajeros. Los que conocimos la Iberia de los setenta no nos hemos de sorprender.
Pero el mundo evoluciona y este acuerdo es, sin duda, una gran noticia para África. Ahora queda ampliar su alcance y aprovechar las oportunidades.
La mitad? Lo han firmado 17 países de 54, es decir un tercio, queda un largo camino por recorrer en Africa.