El primer aeropuerto seguro ante el covid

Entiendo que el marketing es necesario, pero cuando el mensaje se convierte en una estúpida mentira, entonces más vale olvidarse. Más valdría, porque hoy los expertos no están para este tipo de reparos.

Estos días estuve en un aeropuerto de primer orden de la red de Aena. En absolutamente toda la publicidad interior se proclamaba que el aeropuerto había conseguido un premio como seguro ante el Covid. No recuerdo si no añadía que era el primer aeropuerto seguro ante el Covid, sin precisar si también abarcaba las nuevas variantes. Y lo ilustraban con incontables pruebas de la eficacia.

Yo no quiero poner en duda ni las intenciones ni la necesidad que tiene Aena en hacer esta publicidad. Pero uno tiene capacidad para razonar y pensar, por lo que no puede más que lamentar este marketing: hagan lo que hagan, un aeropuerto es un aeropuerto, donde pasan ‘marabuntas’ descontroladas, irracionales y problemáticas. Suponiendo que fuera verdad que el aeropuerto lo hace perfectamente –cosa difícil porque la dirección tiene dificultades para garantizar que toda la plantilla cumple las exigencias, si es que se hubiera creado un mecanismo de control–, aquello es un punto de encuentro tremendamente conflictivo.

Ese mismo día, minutos después de ver esta publicidad, todos los pasajeros de un vuelo fuimos embarcando en un avión que no nos dejó pasar de la puerta. Entonces, cientos de pasajeros se amontonaron en la pasarela de acceso, a distancias que no cumplían los requisitos. ¿Qué puede hacer Aena ante esto?

Francamente, un aeropuerto, por definición, es un lugar peligroso. Y un gabinete de certificación de seguridad anti-Covid es un negocio encargado de hacer cuatro cosas para que se le pueda dar un sello a Aena que diga lo que sea… y cobrar. 

La buena intención tiene un límite: la obviedad. El marketing, también.