Dicen varias organizaciones empresariales, en un comunicado de protesta, que cerrar fronteras no es la solución para la expansión del virus. Esperan que los gobiernos, que llevan ya dos años actuando sin ninguna coherencia entre ellos –a veces incluso en relación a sí mismos– sean responsables y no sigan vertiendo sobre las espaldas del transporte y el turismo los costes de sus políticas erráticas.
La nota de protesta no aprovecha la realidad evidente que tenemos delante para explicarle a los gobiernos y a la sociedad en general por qué su petición es procedente. El mejor ejemplo lo da Omicron. No “ejemplo” sino evidencia.
Omicron fue conocido el pasado 25 de noviembre cuando, por la noche, el gobierno de Londres decidió cerrar sus fronteras a la entrada de viajeros procedentes de Sudáfrica. Al día siguiente, el resto de Europa, con más o menos dureza, hacía lo mismo. O sea que no llevamos ni un mes desde que se adoptara esta decisión de cerrar todo, de bloquear Europa.
Cuatro semanas después no hay rincón europeo –y mundial-- en el que Omicron no sea dominante. En Londres apenas quedan algunas bolsas de Delta; en España ya es dominante Omicron, desplazando a Delta a posiciones minoritarias; en Alemania, Francia o Italia las cosas van por el mismo camino. Hasta China está acorralada. Y Australia ha desistido de controlar las entradas.
¿Qué más se necesita para demostrar que los cierres de fronteras, las pruebas PCR en origen o en el camino, los tests de antígenos o cualquier otra cosa por el estilo son completamente inútiles, excepto para los laboratorios que se enriquecen con ellas? ¿No es evidente que ni siquiera habiendo cerrado todo a cal y canto las cosas funcionaron?
El problema, mientras tanto, es que el tímido proceso de recuperación de la actividad se ha interrumpido y que volvemos a donde estábamos. Hoy, sin embargo, en un periódico leo que “las hospitalizaciones no aumentan”.
¿No era esto lo que realmente nos importaba?
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A la quinta dosis de refuerzo va la vencida.
Por un lado, cualquier medida que afecte negativamente al negocio de los empresarios no funciona. Por otro lado, el cierre masivo de fronteras y confinamiento masivo en marzo del año pasado, llevado a cabo por la mayoría de los países, sí sirvió para frenar la expansión del virus, pero obviamente son medidas que no deberían repetirse. La realidad es que después, cada país ha adoptado medidas unilaterales, no siempre eficaces, intentado proteger la salud y la economía por igual, y esto no es especialmente fácil. Además, cuando se decreta el cierre de fronteras con un país, ya es tarde, y siempre sigue habiendo un número, a mí opinión, elevado de vuelos especiales, de repatriación etc. Así, sí o sí el virus termina introduciéndose...
El objetivo básico es que NO se saturen los servicios hospitalarios, ya muy limitados y que NO colapsen las UCI’s para NO recurrir al triaje practicado en 2020, entre los que van a seguir entre nosotros y los que NO.
Al autor de semejante opinión le gustaría que un facultativo decidiera por su futuro.???
Dime quién te paga la pluma y te diré qué escribes.