El turismo interior español regresa a la normalidad

Definitivamente, este puente largo puede calificarse como el final de la crisis del coronavirus en el turismo interior español, tras algo más de año y medio de padecimientos, pérdidas económicas y regulaciones de empleo.

El turismo interior, sin embargo, no es la panacea del sector, aunque por supuesto, las empresas que se especializan en ello están de enhorabuena. 

El turismo interior tiene sus dificultades para dominar el mercado: en primer lugar, está muy limitado en el tiempo porque en España viajamos fundamentalmente en los puentes, Semana Santa y agosto, con algún movimiento en julio. Pero nada más. 

Este negocio es importante en algunas regiones, pero por su carácter limitado en el tiempo, no basta para salvar la economía. 

Sin embargo, tiene virtudes: incontables empresas, desde la hostelería al transporte, del alojamiento a la oferta complementaria. A expensas de lo que puedan decir los estudios estadísticos, la percepción generalizada es que las cosas han ido bastante bien, incluso puede que superando algunos puentes similares de hace dos años. Era de esperar, porque había ganas de viajar, tras tantos meses de contención.

Sin embargo, quedan dos grandes retos: el viaje de largo radio –probablemente también una parte del medio radio—y, sobre todo, la normalización de la presencia del turismo europeo en nuestras cosas, que es la verdadera joya de nuestra economía. 

Pero ahora sí, la recuperación se puede vislumbrar.