Air Europa y la crisis

El presidente de Globalia, Juan José Hidalgo, ha remitido una carta a los pilotos de Air Europa en la que ha negado que haya sociedades que vayan a comprar paquetes accionariales del grupo que encabeza. En efecto, y como es obvio, hay pocos interesados en invertir en España en un momento como el actual.

Porque, por mucho que se diga, algunas empresas del Sector no se ven beneficiadas, ni mucho menos, del tirón que el Turismo está suponiendo para el conjunto de la economía española. Y es que, como es harto sabido, este auge procede simplemente de la llegada de extranjeros a España, dado que el turismo interno vive una de sus peores temporadas de los últimos años, si no la peor.

Quienes más sufren el mal momento de España como emisor de turistas son, por lo tanto, los dos principales grupos turísticos del país, Globalia y Orizonia. Síntoma de sus males son la cancelación que Orbest emprendió hace pocas semanas de dos de sus cinco vuelos semanales programados con Punta Cana, así como el acuerdo comercial entre la propia aerolínea de Orbest y Air Europa.

Ahora, la estrategia de crecimiento de Air Europa, según Hidalgo, pasa por el largo radio, igual que la de Iberia. Y para ello ambas aerolíneas se sirven de Orbest y Vueling a fin de nutrir estos viajes de larga distancia, que son los verdaderamente rentables. Así que tanto Iberia como Air Europa se enfrentan a un mismo problema para acometer su estrategia: la oposición de sus plantillas.

No hay que olvidar el que quizás sea el flanco más frágil de la aviación española, Spanair, a la que le espera un septiembre complicado, ante el hartazgo de la Generalitat y la falta de interés de algún inversor. Porque que una aerolínea no encuentre comprador no quiere decir que no esté en venta.

Sin inversores, la gran alternativa son las fusiones. En el caso de Iberia, ya controla a Vueling, que le alimenta la larga distancia, y que no le es un competidor directo y sí más bien un complemento a su estrategia. Pero ni Iberia ni Air Europa están al borde del abismo, como es el caso de Spanair, así que operaciones de este tipo tampoco son una urgencia, aunque las expectativas del consumo español para los próximos años sean como para echarse a temblar.