Cuba, aquella joya de la corona turística

La muerte del mítico líder con vitola internacional e histórica marca un antes y un después desde aquel 1 de enero cuando los barbudos de las sierras cubanas echaron a patadas a un formidable y corrupto dictador caribeño.

Durante los últimos 25 años el enorme atractivo de la Isla Grande que tiene para los españoles (“Más se perdió en Cuba y volvían cantando”) ha permitido un importante flujo turístico desde la Península Ibérica, Canarias y Baleares, hacia aquellas playas inmarcesibles que no sólo tienen arena finísima sino también otros significados.

Se puede decir con justeza que fueron los empresarios españoles los que plantaron cara a la Ley Helms/Burton que prohibía cualquier contacto económico y comercial con la Perla de las Antillas que su solo pérdida provocó un maremoto en la antigua metrópoli (Crisis del 98). Meliá, Iberostar, Riu, Air Europa -por citar tan sólo algunos nombres- aprovecharon cualquier resquicio que les ofreció el régimen castrista para asentar sus reales y competir con éxito frente a las ambiciones canadienses y francesas. Empresas mixtas, gestión de hoteles etc… cualquier finta de negocio que era posible porque los clientes estaban asegurados. Yo mismo fui uno de ellos en numerosas ocasiones.

EL FUTURO

Sería muy lamentable -¡ya nos ha ocurrido en otros tiempos y en otros países de nuestra misma cultura y sangre!- que cuando el cierzo parece haber dejado de soplar los que estábamos quedáramos al pairo. Después de haber hecho todo el gasto. España prestó desde hace muchas décadas y de forma ininterrumpida mucho dinero a fondo perdido al Estado cubano que nunca retornaron sino en forma de cajas de habanos en mal estado o con algunas cajas de ron “Made in Cuba”. Con un gobierno y con otro. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.

El editor de este periódico Rafael Caballero (padre), que de aquel país sabe una miaja, sostiene que Los empresarios españoles tiene en la actualidad y con estas circunstancias mucha ventaja con el resto de los países competidores ya sea EE UU, Canadá o Francia. Básicamente, dice, porque las pituitarias olfatean en la misma dirección.

En el subsector hotelero Meliá con sus más de 30 hoteles encabeza el ranking, seguido por Iberostar. Pero si la economía cubana se abre al mundo ante la parálisis y asfixia de su sistema productivo el horizonte será mucho más amplio: desde infraestructuras a telecomunicaciones, servicios financieros, inteligencia de los microchips, alimentación y el sinfín de actividades propias del ser humano. Les gustará más o menos a los jerarcas y aprovechados del régimen pero la Historia no se para, máxime por aquellos lares donde el viento huracano es en ocasiones incontenible.

El gran patrón de Meliá, Gabriel Escarrer, con buen ojo, se ha dejado ver por La Habana que en esas cosas los caducos y gerentocráticos comunistas cubanos son muy mirados. Los cubanos son tipos muy listos –aunque no tanto como se creen- y pese a las carencias de todo tipo durante medio siglo están informados de casi todo lo que ocurre en el mundo. Y conocen que ese mundo se ha quedado muy pequeño para abrazarse exclusivamente a Maduro, Kim Jong-un o Hasán Rouhaní. Ya no hay barreras en Varadero ni en el Ciego de Ávila. Solo quedan las de los corales.

Dan mucha importancia en la Perla del Caribe a los acompañamientos. Y este es el momento y la ocasión que debe aprovechar el Estado Español y su brazo armado el Gobierno para demostrar que sirven para algo más que recaudar y malgastar el jurdó del contribuyente.

De modo y manera, mis queridos amigos, que casi sesenta años después la carabelas españolas deben emprender el viaje de regreso. Destino: Cuba.