Ryanair tiene razón: no a la idiotez

No me queda otro remedio que reconocer que Michael O’Leary está diciendo una verdad de tamaño colosal cuando califica de estupidez la idea de dejar un asiento vacío en cada fila del avión. Sus formas, como estamos acostumbrados, son un poco brutas, pero el fondo es totalmente correcto.

Si lo que los políticos quieren hacer es parecer que hacen algo, aunque ese algo no sirva para nada, entonces estamos ante una medida magnífica. Igual de magnífica que se pueda pasear al perro y no al niño o que un día digan que la mascarilla es mala y al siguiente lo contrario. Pero no hay que ser muy listo para poder certificar que un asiento libre en medio es simplemente un absurdo.

Por las siguientes razones.

Primera, la distancia entre pasajeros, dejando un asiento libre, sigue siendo inferior a un metro. Incluso la distancia entre las filas C y D, con el pasillo en medio, es inferior al metro. 

Segundo, la distancia entre los pasajeros de una fila y la siguiente o la anterior es también inferior al metro.

Tercero, todo el operativo de embarque y desembarque genera incontables ocasiones en las que los pasajeros están a unas distancias absolutamente mínimas los unos de otros, inferiores a los 30 centímetros. 

Cuarto, la distancia entre los pasajeros que se desplazan por el pasillo de los pasajeros sentados en las filas centrales es igualmente mínima, por lo que las azafatas y sobrecargos deberían dejar de moverse y el uso de los baños debería estar prohibido.

Quinto, todo el transporte público en el mundo está sometido a los mismos problemas. El metro, por  ejemplo, implica viajar a distancias normalmente inferiores al metro respecto de los demás viajeros. El transporte en autobús, igual. Incluso tengo mis dudas que en la mayor parte de los taxis haya la suficiente distancia aunque en este caso las mamparas que suele haber –no siempre-- pueden reducir la peligrosidad.

¿Por qué se está planteando este tema? Porque los políticos, que se están revelando como un desastre en casi todos los países, necesitan demostrar que hacen algo, aunque ese algo no sirva para nada. 

Tiene razón O’Leary: hay que tomar medidas, pero se han de tomar medidas razonables y consistentes. Hacer payasadas no es lo más recomendable en estos momentos.