Ryanair

No existe la menor posibilidad de que la fotografía de las tripulaciones de Ryanair durmiendo en una sala del aeropuerto de Málaga sea verdadera. Nunca la gente se habría acostado a dormir en esas posiciones entre otras cosas porque no hay cuerpo que aguante de esa forma. Y, por supuesto, sólo cuando se hace un montaje se consigue que no se vea ni una cara o se puedan identificar elementos personales. Obviamente, es un posado malintencionado.

Pero, dicho esto, tampoco es verosímil la versión que ofrece la compañía. Según ella, efectivamente sus empleados no pudieron alojarse en un hotel de la ciudad ni de las cercanías debido a que no había plazas. Eso carece de sentido incluso aunque se tratara de un festivo como fue el 12 de octubre. La Costa del Sol es suficientemente grande como para tener hoteles en fechas como estas. Tal vez el problema no sea la disponibilidad de plazas de alojamiento sino la disponibilidad de plazas a los precios que Ryanair está dispuesta a pagar.

De forma que, obviamente, la fotografía, por falsa que sea, denuncia que Ryanair es muy avara en la gestión de sus incidencias. Es evidente que Ryanair no tiene la culpa de que sus tripulantes estén en Málaga, pero ha de hacer frente a sus consecuencias y a sus efectos.

Dicho en otras palabras, el montaje patético de quien hizo esta simulación sirve para ratificar que la política de personal de la compañía irlandesa es, como ya sabíamos, bastante mejorable. Ryanair tiene derecho a ser austera, como lo son todas las compañías, pero no puede admitirse que sus tripulantes hayan tenido que dormir en sofás o en sillas simplemente porque la empresa dice que no encuentra hoteles. Es lógico que Ryanair tenga restricciones en el gasto y busque a toda costa que sus aviones no duerman fuera de las bases, pero no es aceptable que cuando esto ocurra, por la razón que sea, sus tripulantes se vean abocados a dormir sin ninguna comodidad.