Este miércoles todos los vuelos a y desde Bélgica han sido cancelados. Una huelga general, que parece que va a tener mucho seguimiento, ha conducido a la suspensión de todas las operaciones de los controladores, aeropuertos, personal de tierra y de cabina de las compañías del país. Así, pues, día en blanco para las aerolíneas. La noticia apenas ocupa un hueco en unos pocos periódicos de España porque eso no interesa a nadie más allá de las fronteras del país en cuestión.
Para ser más exactos, hoy no es un día en blanco para las aerolíneas, sino más bien en rojo. Porque no se trata de que hoy, como no hay ingresos, no hay gastos, sino que los primeros no se producen, pero los segundos sí. Porque los aviones siguen teniendo que amortizarse, porque los aeropuertos siguen cobrando por los aparcamientos, porque todos los costes fijos hay que pagarlos y, sin embargo, no hay ingresos.
Una huelga, dirán ustedes con razón, no tiene importancia. El problema es que en este ámbito del transporte aéreo, las huelgas en Francia, Bélgica, Italia y en menor medida en otros países, son cosa diaria. El malvado de Michael O'Leary, perverso como nadie, lleva una cuenta de las huelgas en los últimos años, y la cifra ciertamente es increíble.
La cuestión, sin embargo, es que las huelgas no son contra las aerolíneas. Si fueran contra ellas, se cumpliría la previsión del sistema de huelgas que contempla que los trabajadores puedan presionar a sus patronos. Pero estas no son huelgas contra las aerolíneas sino casi siempre contra los respectivos gobiernos. Sin embargo, quienes ponen las pérdidas son las aerolíneas, porque al estado, sea belga, francés o italiano, prácticamente le da lo mismo la protesta.
Observen: pegamos en el culo de las aerolíneas, porque estamos descontentos con los estados. Algo aquí no cuadra. Por algo las compañías no paran de quejarse de que ellas son las que sufren las consecuencias de lo que hacen mal, con razón, y de lo que no, sin razón.
Haciendo caso omiso a la pésima redacción de la "Cabeza" de esta nota, las aerolíneas bien podrían anular todos su vuelos a Bélgica y concentrarse en aeropuertos cercanos de Holanda y Francia para "servir ese mercado. ¿Qué pasaría en este caso?