¿Nos merecemos estos políticos?

Llegan las navidades y a nuestros políticos de Baleares y Canarias, y a sus cortes de asesores, les apetece un fin de semana de vacaciones, de forma que han decidido hacer una ‘cumbre’ para estudiar el aumento de precios de las aerolíneas con motivo de las Navidades. Podrían reunirse para estudiar por qué las temperaturas han bajado respecto de agosto, por qué a las doce de la noche está oscuro o por qué los gallos cacarean por la mañana. Pero han preferido hablar de los precios de los aviones, que es un motivo como otro cualquiera para verse, comer, disfrutar.

La conclusión de la reunión ya está escrita: las aerolíneas son muy malas y se aprovechan del aumento de la demanda en Navidades. ¡Vaya por Dios! ¡Quién lo hubiera dicho! Quizás llamen al ministro en funciones de lo que sea que les dará la razón y les anunciará un ‘paquete’ de medidas, consistentes para empezar en otra ‘cumbre’ entre las autonomías y Madrid, así todos disfrutamos de estos viajes placenteros.

Yo creo que también podrían estudiar por qué los precios del marisco suben en Navidades. ¿Han visto ustedes qué vergüenza, cómo los mariscadores ganan un dineral cuando llegan las Navidades? Pues es otro motivo interesante para una ‘cumbre’. Otra, diferente.

Es imposible tener políticos más incompetentes: son ellos los que han aprobado, con razón, un modelo de economía en la que los precios son libres, de forma que la oferta y la demanda regulan el flujo económico. Son ellos los que han consagrado en nuestra legislación esta situación, similar a la que tiene lugar en todo el mundo excepto Corea del Norte. Son ellos los que han diseñado. El ridículo es que después se sorprenden de que lo que han creado funciona tal como lo habían previsto. ¿Pero de dónde ha salido esta gente? ¿Cómo se puede ser tan débil?

¿Vale la pena que les expliquemos que todo el mundo quiere viajar los mismos días, a las mismas horas, en los mismos aviones y que eso no es posible? ¿Vale la pena explicarles que cuando toda la demanda se concentra en los mismos momentos, pidiendo los mismos vuelos, los precios tienen que subir, sí o sí, de la misma manera que cuando nadie quiere volar los precios bajan? ¿Vale la pena que les expliquemos que la oferta, en cambio, no puede adaptarse porque el número de aviones es siempre el mismo y las aerolíneas no pueden poner diez aviones a la misma hora, el mismo día, simplemente porque no los tienen y porque, además, después estarían paralizados por falta de demanda? ¿Vale la pena que les expliquemos que lo único posible es reconducir la demanda mediante el aumento o rebaja de los precios?

Para mí que, para no ofender la inteligencia humana, bastaría con que digan que se van a reunir por el simple hecho de reunirse. Todo lo demás es una estupidez. ¿De verdad, nos merecemos esto?