Me están tomando el pelo 

La lista de científicos que nos dijeron que no había que cerrar los aeropuertos cuando en Italia y en China la gente caía como moscas es interminable, entre ellos, Fernando Simón, que a lo largo de este tiempo lo ha dicho todo. Ahora, también por criterio científico, nos dicen que España no va a poder recibir viajeros porque tienen que estar quince días aislados en sus casas o en los hoteles.

Yo tengo algunas preguntas como patán, como ignorante, como alguien que pasaba por aquí: ¿es que no existen pruebas de Covid que nos ofrezcan garantías, que se puedan realizar en el aeropuerto y permitir a la gente viajar? ¿Es que no podemos admitir un certificado de otro país que garantice la salud del viajero? ¿En realidad, queremos que ellos no nos contaminen o los encerramos para nosotros no contaminarlos a ellos? A estas alturas, cuando uno empieza a perder la paciencia, ya no sabe a qué estamos jugando.

¿Por qué esta medida se acuerda el 12 de mayo, sin aviso previo, sin que lo hayan mencionado en las incontables ruedas de prensa, cuando llevamos dos meses de lucha contra el coronavirus? ¿Quiere decir que hasta ahora los que entraban no importaban? ¿O es que el virus hasta ahora no viajaba?

Ayer, un gobierno europeo acordó empezar a abrir la manga en esto de la infección. Pero ya le avisó a la población que lo último que va a permitir son las peluquerías. ¿Pero no es eso lo primero que se permitió en España? ¿Por qué en Suecia o en Holanda o en Alemania prácticamente está todo abierto? ¿Pero quién es el que sabe de esto?

Todos, yo también, queremos que esta plaga pase lo antes posible. Pero también queremos que al pasar, quede algo. A este paso, simplemente todo será un erial, arrasado completamente. 

¿Dónde está el científico que un día dice que no se puede salir de la provincia y al día siguiente que sí? ¿Por qué no le podemos ver la cara al que nos dice que hoy no se puede ir a la segunda residencia, y mañana sí? Quiere hacerle algunas preguntas al que prohíbe que en los aviones se ocupen todos los asientos pero permite usar el metro o, incluso, hacer el embarque en los aeropuertos en las condiciones en las que los hacemos normalmente.

¿Saben qué? Empiezo a tener la impresión de que se están burlando de mí. De que saben lo que yo pero hacen como que entienden. ¿No soy digno de que me expliquen por qué la mascarilla que todos rechazaban hace dos meses, ahora la hacen obligatoria? Porque si se equivocaban entonces, deberían asumir responsabilidades; si se equivocan hoy, me están engañando.

Toda esta ceremonia me daría igual, como tantas otras, si no fuera que España y media Europa van a quedar definitivamente arruinadas. Y por mucho tiempo.