¿Dónde están los viajeros?

Easyjet es una de las aerolíneas más serias del mercado. Desde luego, es de las que tiene mejor imagen. Lleva muchos años cuidando al cliente, ofreciendo un buen servicio, a un precio muy ajustado. De manera que en ciertas rutas siempre ha sido la líder sin discusión.

Easyjet, como empresa muy responsable, ha dejado de volar cuando tocaba, y sólo ha intentado recuperar la normalidad cuando las autoridades, finalmente, han permitido volar.

Es lo que está ocurriendo ahora mismo.

Desde el pasado 10 de julio, ya se puede volar entre España y Gran Bretaña. O más exactamente, entre España e Inglaterra, porque los escoceses mantienen la cuarentena para los viajeros procedentes de nuestro país.

Pues bien: Easyjet, como aerolínea líder en las rutas entre Londres y Alicante, entre Londres y Málaga o entre Londres y Mallorca, ofreció inicialmente una oferta de vuelos moderada: si siempre volaba en estas fechas cinco veces al día, ahora ofrecía dos o tres. ¿Cuál es la realidad definitiva? No hay viajeros y el mercado apenas llena un avión al día. Alicante, Málaga y Mallorca sólo tienen el 20 por ciento de los pasajeros que tenían hace un año.

Lo mismo ocurre con Easyjet hacia mercados como Italia o Francia. El vuelo Londres Amsterdam, una mina de oro de Easyjet, en el que solía ofrecer hasta ocho y nueve servicios diarios desde Gatwick, tiene ahora únicamente dos vuelos.

Ryanair, en este sentido, es quien está haciendo más esfuerzos: está intentando con todos sus medios reanimar el mercado. Esto quiere decir, con precios asequibles. Pero no es fácil. Incluso muy barato, cuesta llenar un avión. Algunos llegan a ocupaciones importantes, pero el algoritmo de las compañías no engaña: los precios bajan porque no hay demanda suficiente. Ryanair, por ejemplo, opera uno de cada tres vuelos que operaba antes en España; entre sus destinos nacionales y Londres, por ejemplo, también está en un vuelo de cada tres. En general, en toda Europa, pese a los precios regalados, la demanda se ha desvanecido.

Más allá de si el viajero tiene o no razón en prevenir (yo creo que sí, desde luego), aquí la cuestión está en que no sólo se trataba de que las autoridades volvieran a permitir volar, que dentro de Europa está ya normalizado en los países más relevantes, sino que ahora hay que conseguir que los viajeros se relajen y vuelvan a hacer turismo. Y eso, por lo que vemos, es sólo para valientes. Y los valientes son sólo el 20 por ciento de los viajeros. ¿Valientes o inconscientes? Este es el debate que no nos va a aclarar nada.