Acosados por el turismo

La lucha de las aerolíneas, los rent-a-car, las tiendas del aeropuerto, los hoteles y hasta los proveedores de wifi por el último euro que me queda en el bolsillo del pantalón es tan desmesurada, que nos acosan de forma ridícula y absurda.

Cada paso que damos, nos encontramos con la invitación a registrarnos en alguna web, sea para podernos conectar con un servicio de la aerolínea, para bajarnos las tarjetas, para pagar o para cualquier otra cosa. Esa identificación es la base para una persecución posterior absolutamente insoportable en muchos casos.

Si uno viaja una vez cada dos o tres meses, esto es soportable. Si uno, por razones profesionales o personales, viaja cada semana, entonces esto es completamente inmanejable. Llevo ahora tres meses en los que por una combinación de razones, no hay semana que no tenga un viaje. Y entonces, mi buzón online se encuentra totalmente desbordado de mensajes.

El primero, seguramente, es el único aceptable: el que dice que he comprado el billete o que he alquilado el coche. Desde ahí en adelante, todo es una lata. A los pocos días, viene el mensaje “en relación a su vuelo a la ciudad de...”, en el que le puede interesar alquilar coche u hotel. Está después la sugerencia de reservar asiento, de comprar maletas en bodega o, en una compañía, la pesadez de que un mes antes compre el bocadillo para comer a bordo, como si tuviera mi hambre organizada por trimestres.

Hay que leer los mensajes porque en esa maraña, alguno comunica un cambio de hora o una modificación en las normas, pero por lo demás todo es basura. Algunas compañías envían hasta tres mensajes antes de hacer el check-in, lo cual se solapa con los viajes siguientes y el viajero ya no sabe de qué le están hablando.

Los hoteles, los proveedores de wifi, hasta los aparcamientos de los aeropuertos no atosigan con mensajes constantemente.

Este domingo volé con una compañía española que me mandó cuatro mensajes estando en el aeropuerto, para decirme que el vuelo salía de la puerta en la que me encontraba...

¿No puede yo decidir prescindir de estas interminables molestias que me impiden descansar, relajarme y volar sin ser atosigado? Porque ellos tienen inteligencia artificial, pero yo me manejo con la modesta y limitada con que he nacido.