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EDICIÓN ESPAÑA

Dos millones de viajeros visitan las destilerías escocesas

Se dispara el turismo de whisky

Alemanes y estadounidenses, los más interesados en entender cómo se produce su bebida preferida

Al principio casi era un favor: dejar que algunos interesados pudieran ver cómo se hacía la bebida que les gustaba. El negocio era producir, pero por dejar que unos pesados vieran la fábrica, no se iba a perder nada. Después aquello permitió una cierta venta de botellas que no es que se vendan caras, pero sí que dan mucho margen porque no tiene costes de intermediación.

Pero es que ahora el negocio de dejar que los turistas visites las destilerías de whisky empieza a convertirse en un auténtico negocio para Escocia, cuando más de dos millones de viajeros llegaron allí en 2018 para ver las diferentes empresas productoras. Un éxito que no llega al nivel de la venta de whisky, pero que empieza a ser importante. 2018 ha sido el año récord en la historia, lo nunca visto, con un aumento del 154 por ciento en el gasto respecto a 2018 y un aumento del 12 por ciento sobre 2017.

Vender 68 millones de libras, unos 80 millones de euros en las destilerías es un dineral para las pequeñas empresas productoras, porque hemos de recordar que en Escocia, lo que se visitan son las empresas de siempre, no las industrias masivas que están en polígonos industriales y no interesan a nadie, aunque produzcan cantidades ingentes.

Lo interesante, además, es que esos visitantes son de países pudientes, sobre todo dos: Alemania y Estados Unidos. Y después, por este orden, vienen Francia, España, Holanda, India y China.

Karen Betts, la principal ejecutiva de la Asociación Escocesa del Whisky, que agrupa a los fabricantes artesanales, declaró que “estamos encantados de que nuestras destilerías se hayan convertido en lugares tan populares para visitar. El número de turistas que nos llega reflejan en parte el aumento del turismo en Escocia, pero en parte también el interés por el whisky escocés. Hoy muchos consumidores no sólo quieren probar el whisky sino entender cómo se hacen  las maltas y encontrarse con quienes hacen esa bebida, además de entenderla dentro del contexto escocés en el que se producen”. Añadió que “nuestras destilerías son un antídoto al mundo veloz y fulgurante; en nuestras instalaciones se puede ver el trabajo cuidado, que exige tiempo, arraigado, que crea nuestros whiskies.”

Este aumento de visitantes tiene un enorme impacto en la economía porque supone más visitas a hoteles locales, pequeños, consumo en restaurantes, más compras en comercios pequeños, permitiendo que muchas pequeñas villas y ciudades del interior de Escocia tengan una acogida comercial.


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