La crisis del coronavirus es mejor que la del 2008 porque se sabe cuándo terminará

La contracción del consumo turístico que está provocando el pánico desmedido por el coronavirus —1.600 contagiados en España sobre 45 millones de habitantes— es una crisis que tiene un claro aspecto positivo si se compara con la última iniciada en 2008, y es que se sabe cuándo terminará.

La incertidumbre es lo que retrae las compras, lo que aplaza las decisiones, lo que pospone las planificaciones, y eso ocurre hasta que no haya certezas. Así, el parón del consumo que se vivió entre 2008 y 2013 en España obedeció en gran parte a que se tenía la expectativa de que la situación iba a ir a peor, es decir, que no había confianza en el futuro porque no había certezas de crecimiento económico.

En esta crisis del coronavirus, sin embargo, existe la certeza de que durará unas semanas, nadie sabe cuántas, pero sí que solo serán unas semanas, puesto que en ese plazo ocurrirán dos factores: o bien, que los contagios remitirán por el calor, o bien, que los consumidores normalizarán la convivencia con esta gripe al concienciarse de su limitada mortalidad, o ambas a la vez.

Un mapa que publica REPORTUR.mx este martes muestra que los casos de contagios en coronavirus se han concentrado en una región del mundo con unos similares patrones de temperatura de entre 5 y 11 grados, con una humedad del 47 y el 79 por ciento, algo que cambiará en España una vez avancen los días y se acerque el verano.

Asimismo, la sociedad también irá reduciendo su nivel de pánico y psicosis cuando sea más consciente del grado mínimo de contagios en relación al total de la población; de su impacto en comparación con otras gripes, y de su mortalidad concentrada en ancianos con otras dolencias ya de difícil recuperación.

Además, la actual recuperación en China tras haber concentrado el foco inicial del coronavirus da certezas también de que es cuestión de semanas de que el ritmo normal de los ciudadanos vuelva a su rutina, una vez se superen las medidas extraordinarias del presente.

Así, esta crisis actual del consumo por el coronavirus tiene certezas de que antes del verano será historia, y entonces llegará el momento de que los consumidores querrán viajar más que nunca tras semanas de estrés y de estar condicionados a moverse poco, de modo que las empresas turísticas que también actúen ahora con pánico puede salirles muy caro cuando llegue la hora de recuperar las ventas perdidas.