El espíritu del Imserso (y la idea de negocio)

Para un liberal –cada vez más convencido a medida que cumplo años– la idea de la subvención rechina. En términos generales, nada de lo que no bendiga el mercado subsiste al paso del tiempo. Pero, como toda norma, ello tiene sus excepciones. El Imserso es un programa creado con objetivos sociales que consiste sustancialmente en la posibilidad de que el Estado y las comunidades autónomas faciliten a los pensionistas conocer España a precios muy reducidos.

Cuando el gobierno socialista de Felipe González ideó el mencionado programa –espoleado por empresarios hoteleros que vieron también y legítimamente la posibilidad de ampliar en unos meses malos el negocio– tenía, además del social, un segundo: que los empleados turísticos que se tendrían que ir al paro durante seis meses tuvieran la posibilidad de seguir trabajando ahorrando costas a las ya maltrechas arcas de la Seguridad Social.

Cuando llegaron los gobiernos de la derecha dejaron intactos los presupuestos destinados al Imserso e incluso los aumentaron, exceptuando los durísimos años de la crisis. Una idea y una plasmación de esa idea con enorme éxito durante los más de treinta años que lleva funcionando. Gracias al mismo, millones de españoles –no especialmente ricos y acaudalados– pudieron conocer lugares de España que no habían reconocido durante toda su vida laboral y al mismo tiempo la tesorería pública dejó de menguar porque miles y miles de trabajadores continuaron meses trabajando y cotizando.

Ahora veo que algunos empresarios hoteleros de las Islas Baleares piden y exigen que los pensionistas del Imserso paguen más por los servicios que reciben en dichos establecimientos. Creo que la anterior administración gubernamental ya había subido unos euros diarios a los agraciados con los viajes mencionados. En todo caso, que sea el Estado –cuyo gobierno continúa gastando a manos llenas e incluso derrochando el dinero de nuestros impuestos en auténticas fruslerías o en beneficio propio– quien tenga que poner más dinero en los programas anuales con destino a este capítulo.

Decía antes que los viajes del Imserso han tenido un enorme éxito hasta el punto que hay empresarios partidarios de que se amplíe el marco de actuación al mundo iberoamericano para que la tercera edad española pueda conocer naciones de su entorno idiomático y muy parecido en sus costumbres, verbigracia, República Dominicana, Chile, México, Argentina o Cuba. Estoy convencido que esa idea no tardará años en llevarse a cabo.

Sí querría expresar mi punto de vista respecto a aumentar los precios en estos viajes. Un pensionista medio en España no llega a los 1.200 euros. Ya sabemos lo que han hecho millones de ellos durante la crisis con ese dinero. ¡Maravillas! Atendiendo a sus familiares desempleados, etc… De modo que a los empresarios les puede venir bien recibir cuanta mayor cuota de viajeros en esta modalidad y hacer una caja, pero en modo alguno su negocio se puede sustentar en la atención a los mayores en tránsito vacacional.

Debe entenderse como una parte de lo que la sociedad en su conjunto devuelve a los que durante décadas se han dejado la piel en el empeño. Dicho y escrito de otro modo: que el Imserso básicamente es un elemento de contenido social y de justicia distributiva. Si se le suben los precios todo se irá al carajo. Porque ya las administraciones exigen datos específicos para cada viajero.

Es lo que el gran Francis Fukuyama (Harvard) divulgó en su día como el “capitalismo compasivo” que es, al final, el capitalismo inteligente…El único que puede subsistir.