Cuando AC (el de Corella) llevaba razón

Conozco las reticencias de algunos de sus colegas (y otros) respecto a la andadura empresarial de “made in Catalán”, incluso, en sus corolarios políticos y sociales que como todo ciudadano está en su derecho.

Francamente, me tienen sin cuidado, los dimes y opiniones que pudieran no sustanciarse con la realidad. No soy de los que va por la vida con orejeras; tengo ya lo suficientemente vivido cómo para no catalogar a nadie ni por sus amistades ni por sus derivas ideológicas. Me interesan los hechos personales, profesionales, la determinación y su capacidad por levantar cosas más que por derribarlas, independientemente también de sus éxitos o sus fracasos.

Escrito lo anterior para que nadie se llame a engaño, tengo que afirmar que el navarro Antonio Catalán lleva razón cuando aboga desde hace tiempo por mejoras sociales, mejores salarios, mejores condiciones de vida en el sector turístico español, incluido el hotelero. Traigo esto a colación porque un reciente estudio –muy sesudo y documentado– publicado en un gran diario nacional venía a poner el acento, precisamente, en que un aumento del PIB general no tiene su traslado al PIB ciudadano en particular. Y, por ende, a mayor turismo en los territorios concretos no significa 'ipso facto' que su PIB crezca en relación con otras comunidades que no tienen ese potencial turístico. Esto es que a mayor turismo no puede concluirse mayor renta per cápita para los ciudadanos de esos lugares.

Comunidades como Andalucía, Baleares y Canarias, que son tres señeros territorios patrios donde el turismo amenaza con ser monocultivo, no han reducido en renta per cápita las desigualdades que desde hace tiempo existen en otras demarcaciones de territorios dentro del Estado.

Es verdad que el turismo ha hecho crecer en población a Baleares (30%) y Canarias (24%) frente al 14 por ciento en el conjunto de España. De alguna manera el modelo actual –que viene de lejos– ha fracasado y se impone inventar nuevas fórmulas siempre teorizadas pero nunca o muy escasamente puestas en práctica.

Hay por tanto, como proponía Catalán, igual que demandan organismos independientes nada sospechosos de “socializantes”, hay que subir los salarios en el sector porque con 700 euros mensuales es muy difícil que alguien realice su trabajo con primor. Y si no se hace el trabajo con esfuerzo, dedicación y entusiasmo será difícil que el servicio esté a la altura que el cliente demanda. Es algo sencillamente de cajón.

MALAS PERSPECTIVAS

Lo anterior ni significa ni puede significar que no haya que crecer en número de turistas. Ya conocen mi posición al respecto. Más y mejores visitantes. Más y mejores ingresos. Más y mayor gasto por turista.

Lamentablemente, este año 2018 se romperá una racha extraordinaria cocinada durante los últimos años. Ya sabemos las causas. Por lo tanto, más a más. Mejores servicios para turistas de mayor capacidad. En comunidades como Andalucía, cuando el turismo se gripa se alimenta de nuevo la política del ladrillo…Esto es, menos turistas, mayor ladrillo.

Este año por vez primera desde el 2009 el turismo decrecerá por debajo del PIB nacional. Sin turismo no hay recuperación ni crecimiento en cifras absolutas. Porque en los últimos años uno de cada cuatro empleos generados provenía del turismo. Como ningún otro sector ha hecho. Con diagnósticos precisos se puede operar con garantía de éxito. Francamente, no sé a qué están esperando.

Resumiendo, amigos: para que la cosa funcione los empresarios tienen que ganar dinero y a la vez sus trabajadores tienen que estar bien remunerados o, al menos, tener un salario y unas condiciones de vida dignas.

De cajón.