En un país occidental, usted quiere viajar, se lo puede pagar, y listo. En China las cosas no son exactamente así. Para viajar hay que tener crédito social, un valor que el Gobierno concede a los ciudadanos mediante un sistema bastante complejo. Aquellos individuos ‘problemáticos’ no tienen crédito y sin crédito no tienen permiso para viajar. Un sistema curioso, por decir algo de lo que en realidad es una limitación absoluta a la libertad individual. Las razones para no tener crédito social son bastante imaginables, aunque oficialmente son, entre otras muchas, difundir rumores sobre ataques terroristas, causar problemas con las tripulaciones de aviones o haber irrumpido en las pistas sin permiso.
En julio de este año, más de 630 mil chinos perdieron créditos y entraron en la lista negra de quienes no pueden viajar. La lista ya estaba bien nutrida. En marzo, 13.490.000 ciudadanos estaban en la lista y tenían limitada su capacidad para viajar.
En julio, 2,56 millones de viajes –no sabemos cuántas personas fueron afectadas—recibieron la prohibición del gobierno, de forma que los interesados no pudieron comprar los billetes y, por ende, no pudieron volar.
En el mismo mes de julio, 90 mil viajes en trenes de alta velocidad fueron bloqueados por el gobierno, con el mismo motivo.
Los datos fueron difundidos el pasado viernes, revelando el alcance de los ‘modos’ chinos para gobernar. El sistema está gestionado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma de China. El sistema no está aún completo. Se espera que en 2020 se acabe su desarrollo. Aún no se controla todo lo que el gobierno quiere incorporar a este modelo de créditos, que incluirá desde contenidos en redes sociales a comportamiento financiero. Los medios de comunicación explican que es una forma de “restaurar la moralidad” en el país.
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No parece Vd. haber viajado por China, pero el comportamiento cívico de muchos ciudadanos, visto desde un entorno occidental es como poco muy discutible, y casi mejor que no salgan del país. Otra cosa son opiniones políticas y la libertade de pensamiento, opinión, religión u opción sexual, entre otras. Pero si el motivo es la falta de civismo, pues a lo mejor no es mala idea, no se olvide que no hace tanto, el gobierno chino daba cursos de modales para salir fuera del país, lo que no dice mucho del comportamiento de su población
Que se lo pregunten a los refugiados procedentes de África. Que resulta que cogen un barquito por gusto en lugar de un avión por prohibición en sus países de origen.