Brexit: impacto en el turismo español y un gobierno a la deriva

Los expertos y las cifras estiman que el 22 por ciento del turismo español procede de la marca “UK”. La decisión del pueblo británico de salir del marco común de la Unión Europea tiene sus corolarios, algunos de forma muy estimable y negativos para la economía española.

En efecto. El primero en lo que hace referencia a la gran industria nacional, esto es, el turismo. Repito: el 22 por ciento que, junto a otras circunstancias (Turquía, Egipto) van a poner en un brete al sector que nos ocupa. Ya sé que algunos lectores me reprocharán lo que entenderán como churras y merinas pero es que no hay merinas sin churras.

Lo vuelvo a escribir por corto y por derecho: me la bufan los partidismos 'ad hoc'; lo que me interesa es la verdad de los hechos, el mantenimiento de los puestos de trabajo y que mi país vaya en progreso, que eso es, justamente, lo que es ser “progresista”.

Pues bien, vayamos al tajo. Lo del Brexit no tiene marcha atrás. Lo ha dejado claro el gobierno de la ‘premier’ May y los principales líderes de aquella isla. De modo y manera que los poderes públicos tienen que coger el toro por los cuernos y no como ha ocurrido siempre con este y con anteriores gobiernos.

¿Qué ha dicho hasta ahora el gobierno de España? Poco y mal. Argumentos claramente deslavazados y, si se me apura, mentirosos. La ministra del ramo, Reyes Maroto, que de turismo sabe tanto como la sectaria e inoperante Bel, se fue a desayunar una mañana del otoño madrileño, para decir esto tan explícito referido al asunto que nos ocupa: “El Gobierno está trabajando para atenuar el impacto que tendría para el turismo español la salida de la Unión Europea del Reino Unido…”.

Trabajando, sí, como siempre. ¿Trabajando en qué dirección, con qué supuestos, sobre qué parámetros, sobre qué realidades fehacientes?

Como le volvieron a preguntar ante sus declaraciones de la nada, la ministra Maroto volvió al surco: “Estamos trabajando en reuniones de alto nivel, elaborando planes de contingencia...”. Ahí se quedó. Tan ancha y ronda, la señora ministra. Que es como hacer brindis al sol, remitir el asunto ‘ad calendas grecas’ y despejar el problema dejando claro que ni le importa un carajo ni está dentro de sus inquietudes, entre otras cosas porque tiene un papelón con el recibo de la luz que no sabe cómo torear.

Por cierto, recibo de la luz que incide de forma extraordinaria en los negocios turísticos –hoteles, restaurantes, etc…- y que limita, obviamente, la competitividad en unos momentos claves.

Más que lugares comunes, declaraciones sin fuste, el Gobierno lo que debería poner sobre la mesa son los nombres, los grupos británicos con los que está negociando. Es difícil, porque no existen. Sí existen los contactos de empresarios privados que están asustados ante el impacto Brexit en sus respectivos negocios. Será mucho más negativo para la economía española en general y para el turismo en especial, de lo que se esperaba.

Sólo las estimaciones respecto a cancelación de vuelos entre los lugares de procedencia del Reino Unido a España pueden suponer 5.000 millones de euros cada ejercicio. Estas son las cosas de comer que parecen importar una higa a los responsables públicos más interesados en los fuegos de artificio que en devolver a la sociedad lo mucho que la sociedad les ofrece para que vivan de una forma muy superior a lo que pueden resolver los contribuyentes.

Déjese de historias, señora Maroto. Diga claramente qué planes tiene y exija a su subordinada Bel que se presente ante la opinión pública y la comunidad turística para informar (si es que puede) de sus planes de trabajo y su hoja de ruta con un sector que empieza a tentarse los bolsillos.

El resto, fruslerías.