La composición ministerial del nuevo gobierno de Pedro Sánchez ha vuelto a evidenciar que el sector turístico tiene el serio problema de no saber transmitir a la elite política que la mayor industria del país debe ser un asunto de Estado (La ministra Reyes Maroto gestionará el área de Turismo).
La degradación en este nuevo ejecutivo es aún mayor que en el anterior pues se han aumentado las carteras ministeriales de 13 a 17, y en el ministerio en el que Turismo ha quedado encuadrado, el nombre del Sector aparece incluso relegado al tercer puesto, en lugar de en el segundo del anterior gobierno de Mariano Rajoy.
Todo ello acontece, además, después de que en este último lustro el Turismo se haya destacado aún más como el sustento de la economía española, siendo la industria fundamental para la creación de empleo y la recuperación económica.
Y además cabe recordar que todos estos logros se han conseguido pese a las múltiples trabas de los políticos en forma de impuestos, permisividad con los negocios ilegales e inacción y falta de iniciativa para reformar los destinos maduros.
Ha vuelto a quedar de manifiesto por enésima vez el fracaso de tener tres lobbies y la intrascendencia de cada uno de ellos a la hora de concienciar a la clase política de lo estratégico que es el Turismo para España y de la necesidad de que se considere un área transversal como lo es, por ejemplo, la de la Igualdad.
Bien es cierto que la industria turística española está lastrada por una mayor atomización que la del resto de países, tanto en el ámbito hotelero como en el de la intermediación, y que además solo hay dos hoteleras en Bolsa, y que la mayoría de gigantes nacionales son empresas familiares, sin 'feeling' entre sí en algunas de las principales.
Pero también es una realidad que en el resto de países, especialmente los latinoamericanos, alucinan con que en una potencia como España, el segundo país con más visitantes extranjeros del mundo y el de mayor competitividad, no exista un ministerio exclusivo para el Turismo.
Las esperanzas de que Pedro Sánchez considerase al Turismo asunto de Estado eran pocas, pero el hecho de que, como mucho, a esta legislatura le queden dos años tendría que servir de acicate para que todas las familias turísticas y la elite directiva se organizasen mejor y fueran capaces de unirse para conseguir que desde 2020 el Turismo sea tratado como merece la que es la primera industria de un país.
Una nación como España no puede permitirse que la falta de representatividad institucional desdeñe a cientos de miles de empleos que están en juego por la disparada carga tributaria al Sector; por la permisividad ante negocios ilegales en masa, y por la falta de iniciativa política para liderar la reconversión de los destinos maduros en un momento en el que la competencia crece como nunca.
“El Turismo exige el fin del maltrato político entre el temor al 2019” ha sido precisamente el tema de apertura de la revista Preferente en su última edición de junio, y en ella se pone de manifiesto un sentir unánime de la industria, que requiere del pensamiento a largo plazo para mantener la posición de privilegio actual, pero que demuestra no saber trabajar coordinadamente para tener una única e influyente voz.
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Cuesta creer que en la Madre Patria, se ningunee de esa manera a la Industria turística, de la cual nos hemos inspirado tanto los Latinoamericanos.
Antes de crearse muchos Ministerios de Turismo en Latino américa, varios Estados fueron asesorados por consultoras españolas.
Da lástima ver como esas empresas supieron asesorar a los Latinoamericanos para poder crear conciencia en la clase política de estos países, y no lo hayan logrado, en el país que debería ser la Maca turística mundial.
Quizás, la cercanía de grandes centros emisores, la cantidad de población de Europa, el poder adquisitivo de ese continente, sumado al desarrollo del transporte, les haga muy fácil la captación de turistas, y no tener que agudizar el pensamiento para captar más y más turistas. Por el cariño que le tenemos a el Reino de España, por los lazos que nos unen, y por sobre todas las cosas, las posibilidades e infraestructura con la que cuenta España, no podemos acreditar que la clase política de ese gran país, no se haya dado cuenta de la importancia de contar con un Ministerio que sea exclusivamente de Turismo.
Quienes ya contamos con medio siglo de vida, y fuimos inspirados por los españoles a amar con vocación esta hermosa y fructífera profesión, nos da pena que la clase política de ese país, no tome en serio a la industria Turística.
Roque Baudean
Director Editorial Turística
Presidente del Círculo de Periodistas de Turismo del Uruguay