Sr. Presidente: ¿quiere perder otro verano?

A mí me parece que existen situaciones que podrían aconsejar perder el verano turístico de 2021. Como ocurrió en 2020, si el panorama sanitario es muy preocupante, si hay riesgos, si no tenemos soluciones, yo compartiría las palabras del Presidente del Gobierno, en el sentido de que la economía ha de esperar a otoño. En la vida, hay prioridades y nadie quiere jugar con la vida de las personas. ¡Faltaría más! Primero la gente, y después el negocio.

Sin embargo, las declaraciones del Presidente son preocupantes porque en varios países del mundo, incluso de Europa, están convencidos de que este puede ser un verano que se aproxime bastante a lo normal. La razón de este optimismo es simple: las soluciones para que el virus no siga siendo un dolor de cabeza están disponibles, las tenemos. Sólo hay que organizarse para aplicarlas.

En Gran Bretaña, Easyjet espera que en mayo sus aviones vuelvan a volar con cierta normalidad. Algunas navieras operarán desde ese mes. Incluso en algunos casos, con personas mayores. A todos se les exige haber sido vacunados. Pero es que a día de ayer, en ese país ya superaban los cinco millones de vacunados.

Si está la vacuna, si tenemos al personal, cuesta entender una declaración como la del presidente.

Otra cosa, por supuesto, es que sobre la marcha, a medida que se van desarrollando los acontecimientos, surgieran cuestiones imprevistas. Pero, que en enero se diga que España volverá a recibir turistas a partir del verano, suena a una meta, a un objetivo, a un deseo. Francamente, no se entiende.

Y no se entiende porque parece como si no fuéramos conscientes del valor económico de una temporada turística. No ya para las empresas ni para los trabajadores, sino para las arcas públicas, para el estado.

Perdonen pero nunca vi nada igual. No lo entiendo.