Los pilotos no sólo abandonan Flybe

Martes por la noche: por correo electrónico y SMS, la dirección de Flybe, la compañía aérea de vuelos regionales británica, envió mensajes a decenas de clientes, anunciándoles que se cancelaban sus vuelos del día siguiente, lo cual lógicamente da derecho a los pasajeros a recibir una indemnización de 250 euros por un viaje que casi siempre vale bastante menos, además del lógico reembolso del billete. El miércoles, la sorpresa se extiende por los aeropuertos regionales de las Islas Británicas: una de las compañías más importantes del país, Flybe, con setenta aviones, ha deja de operar casi una décima parte de su plan de vuelos “por causas operativas”.

El motivo, obviamente, se tuvo que aclarar porque decir “causas operativas” y no decir nada es lo mismo. Las causas, al final se supo, son en realidad una: falta de pilotos. Después, durante el día, la compañía ordenó las cosas y decidió cancelar todos los vuelos que iba a operar con aviones Embraer desde cuatro aeropuertos importantes del país, para de esta manera ordenar un poco el caos generado. Los aviones de hélice, en cambio, sobre todo Dash canadienses, siguen operando porque, evidentemente, los pilotos de estos modelos tienen más dificultades para marcharse, porque hay menos mercado.

¿Por qué Flybe tiene este problema de falta de pilotos? ¿Cómo lo ha ido disimulando hasta ahora?
Flybe registró pérdidas millonarias durante 2018. Tanto es así que acabó el año prácticamente sin valor bursátil. Las noticias sobre su crisis fueron recurrentes, repetidas casi desde el verano. En ese momento apareció un comprador, Stobart, que después de ver los datos dijo que no quería saber nada. Así que la compañía siguió hundiéndose durante el otoño, hasta que quedó al borde del cierre.

Todo, mientras tanto, se iba trasmitiendo por los medios de comunicación, como un culebrón sudamericano, capítulo a capítulo. En el último momento, un consorcio integrado por Virgin y Stobart compró las acciones por un precio simbólico. De forma que parecía que regresaba la calma. Pero después de ello apareció otro inversor, lo que prolongó la incertidumbre. Al fin, tras meses de idas y venidas, Virgin y Stobart se quedan definitivamente con Flybe.

Durante tantos meses, los empleados más demandados en el mercado, escucharon ofertas de aerolíneas rivales. ¿Quién en su sano juicio puede recibir una oferta y seguir en Flybe, mientras esta no cesa de ser protagonista de los medios comunicación, por su crisis permanente? De forma que muchos empleados, sobre todo pilotos, se marcharon.

Flybe tapó el problema con horas extraordinarias. Esto, como conocemos por otras experiencias, se puede prolongar un tiempo, hasta que el personal supera unos límites y, definitivamente, tiene que descansar. Evidentemente, eso es lo que pasó esta semana. Entonces se destapa el gran problema de la aviación de hoy: faltan pilotos. Y como faltan pilotos, los que hay buscan los mejores empleos. Y Flybe no era y aún sigue sin ser la mejor oferta del mercado, no tanto por los salarios, como por el futuro que ofrece.

La noticia de Flybe es interesante, pero porque nos permite imaginar qué puede estar ocurriendo en las aerolíneas cuyo futuro no es prometedor. No necesariamente debe de haber una desbandada pero, desde luego, no les será fácil retener al personal.