Las próximas elecciones, claves para el futuro turístico

Faltan seis meses para que los españoles sean llamados a las urnas, como cada cuatro años, para elegir a sus alcaldes y presidentes de comunidades autónomas. Eso, independientemente, de que el señor presidente del Gobierno decida o no (si puede, desde luego, no) hacer coincidir las legislativas con los comicios a triple urna del próximo 26 de mayo 2019.

Estoy viendo en algunos lugares (Islas Baleares, sin ir más lejos) que la campaña ya ha empezado teniendo al turismo como gran argumento. Tiene su aquel porque al fin y a la postre este negocio es monocultivo en buena parte del territorio nacional desde Andalucía a Canarias pasando por la Costa Brava a zonas gallegas abiertas al mar. Creo que, como todo en la vida, no da la mismo uno que otro; un sistema de gobernanza que el de más allá. Se está viendo.

Entiendo que el debate acerca de la actividad turística, su regulación y su impronta a favor o en contra moverá muchos votos, entre otras cosas, porque son muchas las familias que se juegan su condumio en este invento. Tengo para mí, por ejemplo, que Mallorca –paladín histórico de la gran industria española ahora en una cierta decadencia-puede ser un buen paradigma en el debate que se producirá. De hecho, ya se ha producido entre los distintos candidatos que han osado presentarse. Unos entienden que hay que devolver a Mallorca el antiguo esplendor, situando el territorio isleño en el centro de cualquier interés, esto es, abrir las puertas y ventanas para que regresen los que se fueron y vayan los que nunca fueron.

Por el contrario, otros (ya conocidos y con responsabilidades actualmente) van a perseguir la misma senda: cuanto menos venga, mejor.

Lo sustancial desde mi modesto punto de vista es que ese debate tengo ingredientes ciertos y no se hable, como tantas veces, a humo de paja. Que los datos sean datos, que la realidad que se ventee sea reconocible y que se sepa distinguir bien entre las propuestas con base y las bases sin propuestas.

RECESIÓN.

Es una cuestión escasamente discutida en estos momentos: España se aproxima a una nueva recesión económica con consecuencias nada imaginables. Siempre ocurre lo mismo. Con muchos meses de antelación los expertos sacan sus trompetas del apocalipsis y luego llegan, en efecto, las pandemias.

Es algo que los empresarios del Sector deberían tener muy en cuenta. De hecho, los principales nombres y más relevantes ya han puesto huevos en otras cestas a lo largo del ancho mundo. Sería un error fatal que los responsables públicos –como se hizo, por ejemplo, en la etapa del innombrable José Luis Rodríguez Zapatero- no escucharan los tambores, esto es, que no pongan a buen recaudo el interés general del país y sigan dilapidando el dinero que no es suyo.

No estamos para bromas caras y para políticas inoperantes. Aquí cada cual debe asumir su parte alícuota de responsabilidad y remar todos en la misma dirección.

Se lo aseguro: cierran sus cinturones que vienen curvas.