Hoteles: el tamaño sí importa

Hay alguna cadena hotelera emergente, de la que cada día se publican noticias, que está creciendo por toda España. Perfecto: abre hoteles casi a diario, lo cual es un síntoma de agilidad y dinamismo. Ocupa espacio en los medios y se presenta a sí misma como una triunfadora, cosa lógica en quien está creciendo. ¿Quién no haría lo mismo?

Sin embargo, si miramos la letra pequeña de esas mismas noticias, descubrimos que, en general, es un crecimiento basado en hoteles de muy pocas plazas. Casi siempre en torno a las 50 habitaciones. Es decir, hoteles de un modelo muy reducido. La excepción son los hoteles de más de 150 habitaciones.

Existe un problema importante en el desarrollo de las cadenas hoteleras que es interesante analizar: las cadenas funcionan, crecen, se desarrollan, porque tienen hoteles grandes.

El hotel grande permite disponer de una recepción como toca, un mantenimiento serio, unos servicios profesionales, porque sus costes se diluyen en doscientas o más habitaciones. En cambio, si el hotel es pequeño, sólo se puede hablar de supervivencia con calidades desmesuradamente altas y precios en consonancia, lo cual no es frecuente.

El hotel pequeño es viable, pero exige de una gestión mucho más cuidadosa que una cadena rara vez puede garantizar, por un cúmulo de situaciones difíciles de controlar. En cambio, el pequeño propietario, el que puede estar en cada hotel unas horas al día, el que tiene un seguimiento diario de toda la operación, puede mantener unos estándares más exigentes. La cadena, por su propia naturaleza, por la distancia a la que se halla el gestor, sólo puede garantizar calidad en la operación masiva, para la que sus economías de escalas sí se revelan útiles.

Digo esto porque mucho me temo que estos crecimientos, fáciles en un primer momento, puedan esconder un error estratégico: cadenas con hoteles pequeños son cadenas con una diversificación de los dolores de cabeza a cambio de ingresos exiguos.
No indico nombres porque, estando convencido de que la gestión de las cadenas exige dimensión, quizás exista algún secreto que se me escape y que pueda convertir en papel mojado mi reflexión. Sin embargo, estos principios son universales: no hay negocio de cadena si no hay hoteles con tendencia a ser grandes en su mayoría.