El apoyo a la independencia catalana en el sector del alojamiento reglado no es cosa de unos pocos. Llama la atención que este apoyo rupturista lo sustenten los herederos de las  cadenas más internacionales, a quienes por su proyección fuera de españa—Caribe y Centroeuropa, sobre todo—se le presuponen unas miras más amplias que las de sus colegas localistas y de menor tamaño.
 
Hay un propietario de una cadena de cuatro hoteles de Barcelona que no le hizo ascos a la huelga general que llevaron a cabo la casi totalidad de sus trabajadores; hay un empresario veterano que le dijo a su alquilado— cadena mediana radicada en Madrid— que no le renovaría el contrato porque "no quiere saber nada de los españoles"; y también los hay en elevado porcentaje en la costa y el interior.
 
Lo que se desconocía era que la mayoría de los herederos de las principales hoteleras catalanas —las que tienen presencia en Cataluña, resto de España, Europa y Caribe—fueran proclives al rupturismo. Sus padres, por el contrario, no lo son, salvo en el caso de una en la que prácticamente toda la familia, incluido el progenitor e hijo político, quieren una Cataluña " lliure".
 
El independentismo catalán tiene sus adeptos en Baleares, principalmente en Mallorca y Menorca. Hasta la Federación Hotelera de Mallorca cuenta con un vicepresidente partidario del separatismo y claro defensor de unas Islas integradas en Cataluña. En el interior de la Isla también hay partidarios de una nación catalana, como es el caso del dueño de un hotel rural de lujo de Son Servera.