El turismo ante el nuevo poder municipal y autonómico

Cuando este artículo esté impreso y volteado en preferente.com, los pueblos de España y sus autonomías habrán elegido para los próximos cuatro años sus representantes. Puede que ese poder no tenga tanta visibilidad y capacidad de decisión como el gobierno de la Nación pero en el plano turístico tanto ayuntamientos como comunidades autónomas tienen competencias directas y presupuesto para ejecutarlas.

Afortunadamente para el Sector la mayor parte de los dirigentes elegidos democráticamente en corporaciones locales y CCAA saben de la importancia del turismo para la supervivencia y el mantenimiento de sus pueblos y ciudades. Hay miles de ellos que viven sólo y exclusivamente de nuestro sector. Y no sólo en las costas y en los destinos tradicionales turísticos desde hace décadas. Lo curioso es que cuando visitas la España profunda, la mesetaria e interior y preguntas de qué se vive aquí, la respuesta es siempre la misma: del turismo.

Nada más hay que acudir a algunas de las ferias del Turismo más importantes del mundo o simplemente a meros aquelarres expositivos para darse cuenta que la descentralización administrativa y política de los asuntos turísticos hace recaer la responsabilidad o gran parte de ella en alcaldes, concejales por un lado y consejerías de la cosa en los gobiernos autonómicos.

Tengo para mí que si se reclama un consenso básico a nivel estatal para la que es la primera industria nacional también hay que hacer lo propio en políticas locales y regionales que permitan establecer, desde la diferencia y hasta la competencia, unos parámetros comunes sobre bases sólidas.

El cronista pudiera tener la tentación de afirmar que estamos en un momento clave y me explico. Si hasta el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconocen que estamos ante una nueva crisis económica (ahora en ciernes pero que puede cuajar fuertemente como ocurrió en el año 2008) los nuevos poderes locales y regionales en España deberían potenciar la única industria que tiene capacidad de crecimiento.

LA ESPAÑA VACIADA

Todo esto tiene singular importancia en la llamada “España vaciada” que se ha puesto de moda –quizá demasiado tarde– en los últimos tiempos a propósito de las distintas movilizaciones llevadas en Madrid con miles de personas protestando por la marginación y olvido. Se mire por donde se quiera la única solución (o de las pocas que realistamente existen) que aparece en lontananza para esa España es el turismo. El Gobierno que se constituya tras el 26-M debería convocar a sus regidos para llevar a cabo un programa marco de desarrollo turístico precisamente en esas zonas, aunque no sólo.

De modo y manera que tras el 26-M y la anterior consulta legislativa general habrá que, por fin, ponerse a trabajar. Creo que el turismo rural está experimentando –también entre el olvido y abandono de las administraciones– un fuerte impulso; alguien dirá que a la fuerza ahorcan. Sea como fuere se abre una nueva etapa tanto a nivel nacional como autonómico y municipal donde el turismo será un punto de referencia obligada para otear el futuro.

¡Ojalá que, por una vez siquiera, el pueblo español haya acertado a la hora de elegir a sus dirigentes!