Diseñan una rocambolesca solución para salvar Alitalia

Si a estas alturas siente que se ha extraviado con la historia de Alitalia, no se preocupe, eso le pasa a todo el mundo, incluidos los propios protagonistas, porque en Italia las cosas se complican tanto que es imposible seguir su evolución, no hablemos de entenderlas (Italia monta un grupo de expertos para lograr salvar Alitalia).

Ahora, el periódico Il Messagero publica que antes del 31 de octubre se tiene que presentar una oferta vinculante de Ferrovie dello Stato (la compañía de trenes pública) para quedarse con Alitalia, otra compañía que está en manos del Estado porque los accionistas lo han dado todo por perdido. Si es cierto, pues, estamos en la semana decisiva, después de varios años decisivos desde que se produjera la quiebra de la compañía.

Ahora, olviden el pasado y, siguiendo lo que dice el periódico, Lufthansa reaparece como uno de los dos operadores que podría estar detrás de Ferrovie dello Stato. Lufthansa ya había mostrado su interés en la italiana. El otro operador ya es menos verosímil: la compañía americana Delta (Italia quiere quedarse con el 15% de Alitalia para salvar la aerolínea).

El proyecto es que una de estas dos aerolíneas compre menos del 50 por ciento de la parte que se quedaría Ferrovie dello Stato –en el caso de Delta, no europea, esa es una obligación legal europea–. 

Ninguna de estas dos aerolíneas aparentemente tiene interés en el corto radio de Alitalia, para lo cual estarían en contacto con Easyjet. La compañía naranja era una de las mejor posicionadas en el último proceso de venta que quedó abortado por la caída del gobierno italiano. Ahora, de nuevo, se especula con que Easyjet podría tener interés en ampliar su cuota de mercado europeo e italiano, ya bastante importante, haciéndose cargo de parte de los servicios, aviones y personal de Alitalia.

La entrada de los ferrocarriles como primer inversor es parte de la idea del gobierno de mantener las plantillas intocables. Los inversores privados habían dicho en varias ocasiones que no estaban dispuestos a quedarse con Alitalia tal como estaba.

Sin embargo, el papel minoritario en una sociedad como Alitalia, con el Estado controlando el gasto y los ingresos –porque la compañía de trenes depende directamente del Gobierno– parece una propuesta no demasiado sugerente para el inversor privado.