Policía desbordada en el Aeropuerto de Son Sant Joan

El comité regional de Baleares de la Confederación Española de Policía (CEP) ha denunciado este miércoles que la policía del Aeropuerto de Son Sant Joan de Palma está "desbordada" por falta de personal, sobre todo en el turno de noche, porque solo han llegado 10 agentes de los 25 que se habían prometido como refuerzo.

El sindicato policial ha explicado en un comunicado que la situación se debe no solo al inicio de la temporada estival, con el consiguiente aumento del tráfico aéreo, sino también a la entrada en vigor del nuevo reglamento europeo contra el terrorismo que obliga a revisar toda la documentación de los turistas (El caos en el control de pasaportes en El Prat también aflige a Barajas), publican varios medios.

Asimismo, han destacado que la plantilla del Aeropuerto se ha reducido en un 33 por ciento durante los últimos años, pasando de 131 funcionarios a menos de 100 en la actualidad. A ello, han añadido, hay que restarle un tercio de la plantilla que se encuentra de vacaciones.

El turno de noche es uno de los más susceptibles a la falta de personal, explican desde el sindicato, ya que algunos turistas en estado de embriaguez protagonizan constantemente reyertas, que han dejado en el mes de junio a dos agentes heridos al mediar en una pelea entre pasajeros ebrios.

A la falta de personal se suman las largas colas en los controles de pasajeros, con la consecuente petición, por parte de las aerolíneas de que el Gobierno ponga coto a la situación limitando estos controles para evitar que la situación se agrave ante el flujo de turistas (Aerolíneas piden al Gobierno que limite controles ante el caos en aeropuertos).

Las esperas en algunos controles están provocando retrasos, e incluso pérdidas de conexiones, con el consiguiente perjuicio para pasajeros y compañías aéreas, que ven afectada su operativa, denuncian las aerolíneas. El pasado fin de semana, por citar un ejemplo, se vivió otra jornada caótica en el aeropuerto de Palma, dando como resultado que numerosos turistas británicos tuvieran que quedarse en tierra al perder sus vuelos.