Volar iba a encarecerse

Algunos medios de comunicación españoles se hacen eco de que los vuelos a los aeropuertos de sus regiones están subiendo de precio. El lenguaje sugiere entre líneas el plañido de siempre: hay una especie de acuerdo de ir contra los nuestros, subiéndonos el precio de volar, sin que el Gobierno haga nada.

Sin embargo, las cosas son mucho más sencillas: ha subido el combustible, de manera que lógicamente ha de subir toda actividad que los consuma, la aviación entre ellas. Igual que ha aumentado el transporte por carretera o el precio de un taxi, volar tenía que ser más caro. Y, aún más simple de entender, este es el precio que pagamos por ser solidarios con Ucrania y por oponernos a Rusia. No hay otra lectura.

Hasta ahora, las aerolíneas han podido ir trampeando esta gran subida de los combustibles mediante los seguros que hacen para garantizarse el precio estable. Estos seguros no pueden cubrir subidas constantes por largos periodos de tiempo, sino variaciones súbitas y por cortos periodos de tiempo. Las aerolíneas lo que aseguran es que no van a sucumbir porque tienen que comprar precisamente en un momento en el que, por la razón que sea, el precio se ha disparado.

Pero el problema energético que la guerra de Ucrania ha puesto sobre la mesa no es de un día, ni de un mes. Es un problema que vamos a sufrir durante bastante tiempo, quizás algunos años. El mundo depende de unos pocos proveedores de combustible, entre los que Rusia ocupa (u ocupaba) un lugar destacado. Si Occidente quiere hacer algún esfuerzo en contra de Putin, lo menos es reducir las compras de su petróleo y gas. Si fuéramos más serios, suprimiríamos esas compras del todo, pero esto nos parece muy costoso para las economías, de manera que nos limitamos a reducir el consumo.

Esto, el boicot a Rusia, no ocurrirá por un tiempo breve y tiene que tener sus efectos en el conjunto de la economía. Es inevitable. No queda otra. De manera que volar va a encarecerse. ¿Cuánto?

Pues el precio del combustible es uno de los factores importantes en los costes de una aerolínea. Depende de cómo se compone la cesta de los costes, pero puede ser un 30 por ciento. Con lo que un alza del combustible del 50 por ciento, que sería absolutamente espectacular –actualmente estamos hablando de alzas del 30 por ciento--, podría suponer un impacto del 15 por ciento en los costes totales, lo cual es importante, pero gestionable.

Lo que no se puede es censurar a Putin y pretender que eso no nos cueste nada. Esta es nuestra contribución en favor de Ucrania.