Los retos del Transporte en España que afronta la nueva ministra

La nueva ministra de Transportes, Raquel Sánchez, que releva a José Luis Ábalos, será la autoridad que afronte los retos de su sector en España, marcados por la revolución ecológica que apunta directamente a la contaminación de los aviones y al fomento en contrapartida del tren, unido a que tanto la aviación como el negocio ferroviario se encuentran en el país en momentos históricos de concentración empresarial de un lado, y de mayor competencia en el otro caso, según desgrana este análisis de Preferente.

Bajo el paradigma prioritario de la sostenibilidad se distribuirán una parte de los fondos europeos en proyectos de transporte, que tendrán uno de sus destinos principales en las infraestructuras aeroportuarias, que en el caso de Madrid una clave se centra en la llegada del AVE a la T4 de Barajas y su desarrollo logístico e inmobiliario, y en el de Barcelona el de la ampliación del Prat, muy cercano precisamente a Gavá de donde la nueva ministra era alcaldesa.

El impacto sostenible de este proyecto es una de las grandes polémicas ya que las nuevas instalaciones estarían aún más cerca del mar, en un momento en el que se espera que los vuelos más cortos sean penalizados con fuertes impuestos con el fin de promover el tren y que los aviones se concentren en rutas donde no hay una alternativas terrestres como son los de la media y larga distancia.

El fomento del tren en España está viviendo desde hace unas semanas una revolución histórica con la entrada en el mercado del primer operador privado en la alta velocidad con los franceses de SNFC bajo su marca Ouigo para competir con Renfe, que a su vez ha lanzado una enseña 'low cost' denominada Avlo, a la espera también de que el año que viene los italianos de Trenitalia aliados con Air Nostrum pongan en marcha Ilsa como tercer competidor, mientras un proyecto andaluz llamado Eco Rail también ambiciona sumarse a este negocio.

La liberalización ferroviaria acontece paralela a la concentración empresarial que se deriva de que la primera gran aerolínea española, Iberia, logre absorber a la segunda, Air Europa, para lo cual es decisivo el apoyo gubernamental en la cruzada sobre las autoridades de competencia de Bruselas, unido a que la todavía aerolínea de Globalia sobrevive gracias a un rescate público de la SEPI, que tiene entre otros fines favorecer su integración en IAG para que el 'hub' de Barajas pueda competir con los de Francfort, Heathrow (Londres), Charles de Gaulle (París) y Ámsterdam.

El argumento principal que Iberia usa para defender los beneficios para el interés general de la concentración viene de que ahora la competencia es comunitaria contra Lufthansa, British, Air France y KLM, que pueden dedicar más flota a hacer de puente desde sus aeropuertos principales entre América, Europa y Asia, a diferencia de España, donde dos aerolíneas nacionales compiten en los mismos destinos y en las mismas franjas horarias.

En materia aérea, junto a la mayor operación de la historia de la aviación española, la aceleración de los rescates es otro tema fundamental para mantener la oferta y el tejido productivo de un sector calificado como estratégico, que tras las ayudas a Air Europa, Plus Ultra e Iberojet a través de Ávoris, espera se replique lo mismo para Wamos, Air Nostrum o Alba Star, cada una clave en su nicho para la conectividad, los flujos turísticos y el mantenimiento del empleo interno y en sus proveedores.

La gestión de los rescates ha ensombrecido la labor en el ministerio de un José Luis Ábalos a cuyo traspaso de carteras fue el único al que sorprendentemente no acudió ningún ministro ni ningún alto cargo del PSOE, dando pie a especulaciones sobre este ostracismo tan repentino de quien ha sido el dirigente que controlaba el partido que sustenta al Gobierno, y que ha tenido un vínculo muy estrecho con la familia Hidalgo, beneficiaria de más del 70 por ciento del total de rescates concedidos.

Desde el sector aéreo se espera precisamente que ahora Raquel Sánchez, "al no tener otra serie de cargos" en el PSOE, como sí pasaba con su antecesor, "se vuelque" en un ministerio con unos últimos titulares polémicos dada su cercana relación con las concesiones de obra pública y los grandes constructores, que han salpicado sobre todo a antiguos políticos como José Blanco especialmente y a Magdalena Álvarez en menor medida.

Raquel Sánchez tendrá a su cargo también las competencias de Vivienda, con un peso fundamental en el turismo, habida cuenta de que la permisividad con Airbnb ha traído como consecuencia el encarecimiento disparado del alquiler y la mayor dificultad para el acceso a la vivienda de las clases menos pudientes, al reducir las plazas del mercado de largo plazo al destinar una mayor cuota al de corta estancia.

La nueva ministra afronta así una serie de retos históricos en el momento de transformación más acelerada del transporte, desde innegociables paradigmas de sostenibilidad en paralelo a una convulsión en la oferta de grandes operadores ferroviarios y aéreos, cuyo resultado va a marcar para varios años la forma de moverse en España y de reforzarla como potencia turística, de modo que pueda garantizar este sector su papel como sustento del grueso del empleo del país, y a su vez mediante los impuestos como base del mantenimiento de los servicios públicos y de la estabilidad social.