Iberia y Air Europa: todos ganan aunque no se soporten

El nuevo acuerdo para que Iberia compre Air Europa emerge como la mejor salida para ambas, dado que las dos viven hoy los peores de su historia, y en este trance necesitan aliados en vez de fieros rivales. Y por ello, la necesidad ha sido más fuerte que la desconfianza manifiesta entre ellas, que les llevó hace unos meses a comunicarse por burofax entre sus directivos.

Sus dos culturas, muy distintas, les ha hecho acumular toda una vida haciéndose la puñeta, atacándose públicamente con frecuencia, aunque eso en el mundo de los negocios no importe tanto como que para Iberia la prioridad fuera eliminar a su gran competidor, ya fuera comprándola o esperando a que quebrase.

Air Europa podía sospechar que dilatar la absorción obedecía al obvio interés supremo de Iberia de que desaparezca, y al ser aún adversarios, le daba información a medias, sin fiarse del todo, porque entre ambas hay poco ‘feeling’, unos más desenfadados e informales, y otros más metódicos e institucionales.

Pero los intereses por sobrevivir pesan más, y tanto Iberia como Air Europa emergen como las más afectadas por una conjunción de factores que les hace aventurar que tendrán la recuperación más lenta del sector, ya que viven en gran parte de la ‘business’, de los viajes de trabajo, de la larga distancia, y de Latinoamérica.

La crisis económica se prevé que reduzca la demanda de clase ‘business’, mientras las videollamadas acabarán con una buena cuota de los desplazamientos de negocios, a la vez que el consumidor antepondrá los destinos más cercanos, y que el continente más afligido por el virus ha sido el sudamericano (Iberia y Air Europa, obligadas a reinventarse al ser las más afectadas).

Los próximos dos años tanto Iberia como Air Europa tendrán previsiblemente unos costes de estructura y flota superiores a la demanda, y afrontar este horizonte separadas y peleadas supondría un desgaste letal para ambas. En consecuencia, esta razón ha sido la más fuerte para imponerles la necesidad de acordar una transacción aún por oficializar.

Hay bastantes dudas de que Air Europa pueda devolver 500 millones en cinco años, teniendo en cuenta además las terribles perspectivas para los dos próximos ejercicios, por lo que Iberia ha decidido poner a prueba la credibilidad de los Hidalgo con el compromiso de pagarle esa misma cantidad en 2026, de la cual, en apariencia, se acabarían embolsando una parte en función de cuanto se hubiera cumplido su palabra.

Pero para los dueños de Air Europa y Globalia no había mejor opción que esta, puesto que no tenían otra alternativa, habiendo estado además al borde de la quiebra, y al mismo tiempo con una deuda que les compromete su medio y largo plazo, al ser más débiles que su gran rival.

No se recuerdan antecedentes de una operación que se vaya a pagar en efectivo a los cinco años de la firma, pero todo es nuevo con esta pandemia, y también todo suele ser insólito con sus originales protagonistas, unos supervivientes y negociadores como pocos, sin dogmas ni límite de ningún tipo.

Faltan flecos para hacer oficial el nuevo acuerdo, y faltan muchas etapas aún, como un Brexit que Iberia dice tener controlado en cualquier forma que adopte, y como también el envío de la documentación a Bruselas, algo que por cierto no se llegó a hacer tras el primer acuerdo de noviembre de 2019.

El Gobierno español, además. está evidenciando importantes dificultades para imponer sus intereses respecto a los de Alemania y Francia, accionistas hoy ambas de Lufthansa y Air France-KLM, y poco partidarias por lo tanto de fortalecer a sus competidores, de modo que se prevé una negociación compleja para este punto crucial.

Queda, en cualquier caso, un mundo hasta que la maquinaria de la integración se ponga en marcha, la operativa, la jurídica y la política, y no digamos el pago, pero a día de hoy ambas no podían dar mejor noticia a sus empleados y al turismo de que al menos tienen un plan para tirar hacia adelante y ganar tiempo, tras la mayor catástrofe vivida, y con una coyuntura todavía terrible aún por delante.