Iberia: piloto modélico deja boquiabiertos a los pasajeros

Estuve a punto de no viajar en un vuelo por temas personales, pero finalmente decidí viajar a Madrid desde Málaga ayer, 5 de marzo de 2022, en el que había comprado. El vuelo de Iberia Express IB3865 salía en hora a pesar de su elevada ocupación, rozando el 98%, y el estrecho margen para implementar su salida tras la rotación. Iberia Express siempre intenta hacer lo máximo por el cumplimiento de puntualidad, todo es muy “express”. El vuelo fue de lo más agradable y normal como cualquier otro de los vuelos que he tomado en años.

Sin embargo, algo que ocurrió llamó no solamente mi atención sino la de casi todo el pasaje que tuve a mi alrededor. Hacía 20 años que esto no sucedía en los cientos de vuelos que he efectuado a nivel mundial. A unos 20 minutos, tras el descenso, el capitán decide comentar la aproximación, el clima en Barajas, procedimiento, etc., de lo más normal y típico, pero inusualmente hace sentir al pasaje como si fueran todos pasajeros VIP, demostrando que a Iberia le importa la calidad de trato humano y el servicio. El piloto se centró en comentar muy cariñosamente la hora de aterrizaje (destacando el compromiso de puntualidad de la compañía), el tiempo de rodaje en pista hasta el punto de desembarque y sobre los datos de conexión entre la T4 y la T4S y la distribución en Madrid ya sea a puntos nacionales, europeos, y los de long-haul o larga distancia. El piloto destacó por calmar los nervios de aquellos con conexiones de 50 minutos a 1:20hrs para que no tuvieran estrés y la forma de conectar la T4 y la T4S. Además, su “speech” en inglés fue calcado al de español. 

Estaba en mi asiento muy anonadado viendo caras de sorpresa y escuchando comentarios como: “que divino es este piloto, me gusta esto” (una pasajera que conectaba con un vuelo a Bogotá), otra dijo “Yes, marvellous” (una norteamericana que conectaba a Nueva York y alzando los dos pulgares), y “que guay es viajar así y que lo quieran a uno y, que nos hagan sentir clientes” (una pareja que conectaba con otro vuelo a Asturias). Todos pusimos mucha atención al discurso del piloto. Este vuelo además volvía a salir hacia Lanzarote. Tras el desembarque, decidí darle las felicitaciones al joven capitán por su excelente discurso, su cercanía, su humanidad, dedicación y ganas de que su compañía recuperara ese valor de servilismo de la tripulación de Iberia, que le inculcó perfectamente su madre, tripulante de cabina de Iberia (jubilada). El piloto captó la esencia de la compañía que todos queremos que viva entre nosotros. Dedicó tiempo inclusive a manifestarme el porqué de su actitud. Inclusive, su mano derecha extendida la puso sobre el lado izquierdo de mi pecho, delante de otros tripulantes que viajaban como “extras” y asintió: “deseamos que os sintáis queridos, es mi misión”.

Espero que los pasajeros de Lanzarote y los de vuelta a Madrid se hayan deleitado con su carisma. Queremos a muchos como a este señor en los vuelos de Iberia.