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EDICIÓN ESPAÑA

Aerolíneas | Firma un acuerdo de código compartido

British Airways podrá usar su código en todas las rutas que opera su socia Vueling

Vueling y British Airways han firmado un acuerdo por el que la compañía británica podrá utilizar su código (BA) para vender los 170 vuelos operados por la aerolínea presidida por Álex Cruz. El mismo pacto mantiene la low cost con Iberia desde hace tiempo.

 

De este modo, en la página web de British y el resto de canales de venta de la socia de IAG los pasajeros podrán adquirir plazas en aviones de Vueling tanto en rutas desde la capital catalana como en vuelos domésticos dentro de Italia u otras rutas como las que unen París con Lisboa o Roma.

 

El pacto Vueling-British Airways se une al preexistente con Iberia y, según un comunicado remitido a preferente.com, “consolida la estrategia de crecimiento de Vueling en Europa y, en particular, fortalece su posición en su hub Roma Fiumicino, donde replica el modelo del aeropuerto de El Prat de Barcelona. 2014 es el año de expansión en Italia para la compañía de bajo coste, reza la misma nota.


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    9 años

    Capítulo III.
    Del ridículo razonamiento que pasó entre don Quijote, Sancho Panza y el bachiller Sansón Carrasco

         Pensativo además quedó don Quijote, esperando al bachiller Carrasco, de quien esperaba oír las nuevas de sí mismo puestas en libro, como había dicho Sancho, y no se podía persuadir a que tal historia hubiese, pues aún no estaba enjuta en la cuchilla de su espada la sangre de los enemigos que había muerto, y ya querían que anduviesen en estampa sus altas caballerías. Con todo eso, imaginó que algún sabio, o ya amigo o enemigo, por arte de encantamento las habría dado a la estampa, si amigo, para engrandecerlas y levantarlas sobre las más señaladas de caballero andante; si enemigo, para aniquilarlas y ponerlas debajo de las más viles que de algún vil escudero se hubiesen escrito, puesto (decía entre sí) que nunca hazañas de escuderos se escribieron; y cuando fuese verdad que la tal historia hubiese, siendo de caballero andante, por fuerza había de ser grandílocua, alta, insigne, magnífica y verdadera. Con esto se consoló algún tanto; pero desconsolóle pensar que su autor era moro, según aquel nombre de Cide, y de los moros no se podía esperar verdad alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas. Temíase no hubiese tratado sus amores con alguna indecencia, que redundase en menoscabo y perjuicio de la honestidad de su señora Dulcinea del Toboso; deseaba que hubiese declarado su fidelidad y el decoro que siempre la había guardado, menospreciando reinas, emperatrices y doncellas de todas calidades, teniendo a raya los ímpetus de los naturales movimientos; y así, envuelto y revuelto en estas y otras muchas imaginaciones, le hallaron Sancho y Carrasco, a quien don Quijote recibió con mucha cortesía.
         Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón; de color macilenta, pero de muy buen entendimiento; tendría hasta veinte y cuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande, señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas, como lo mostró en viendo a don Quijote, poniéndose delante dél de rodillas, diciéndole:
         -Déme vuestra grandeza las manos, señor don Quijote de la Mancha; que por el hábito de San Pedro que visto, aunque no tengo otras órdenes que las cuatro primeras, que es vuesa merced uno de los más famosos caballeros andantes que ha habido, ni aun habrá, en toda la redondez de la tierra. Bien haya Cide Hamete Benengeli, que la historia de vuestras grandezas dejó escrita, y rebién haya el curioso que tuvo cuidado de hacerlas traducir de arábigo en nuestro vulgar castellano, para universal entretenimiento de las gentes.
         Hízole levantar don Quijote, y dijo:
         -Desa manera, ¿verdad es que hay historia mía, y que fue moro y sabio el que la compuso?
         -Es tan verdad, señor -dijo Sansón - , que tengo para mí que el día de hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia; si no, dígalo Portugal, Barcelona y Valencia, donde se han impreso; y aun hay fama que se está imprimiendo en Amberes, y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga.
         -Una de las cosas -dijo a esta sazón don Quijote - que más debe de dar contento a un hombre virtuoso y eminente es verse, viviendo, andar con buen nombre por las lenguas de las gentes, impreso y en estampa. Dije con buen nombre, porque siendo al contrario, ninguna muerte se le igualará.
         -Si por buena fama y si por buen nombre va -dijo el Bachiller - , sólo vuesa merced lleva la palma a todos los caballeros andantes; porque el moro en su lengua y el cristiano en la suya tuvieron cuidado de pintarnos muy al vivo la gallardía de vuesa merced, el ánimo grande en acometer los peligros, la paciencia en las adversidades y el sufrimiento así en las desgracias como en las heridas, la honestidad y continencia en los amores tan platónicos de vuesa merced y de mi señora doña Dulcinea del Toboso.
         -Nunca -dijo a este punto Sancho Panza - he oído llamar con don a mi señora Dulcinea, sino solamente la señora Dulcinea del Toboso, y ya en esto anda errada la historia.
         -No es objeción de importancia ésa -respondió Carrasco.
         -No, por cierto -respondió don Quijote - ; pero dígame vuesa merced, señor Bachiller: ¿qué hazañas mías son las que más se ponderan en esa historia?
         -En eso -respondió el bachiller - , hay diferentes opiniones, como hay diferentes gustos: unos se atienen a la aventura de los molinos de viento, que a vuesa merced le parecieron Briareos y gigantes; otros, a la de los batanes; éste, a la descripción de los dos ejércitos, que después parecieron ser dos manadas de carneros; aquél encarece la del muerto que llevaban a enterrar a Segovia; uno dice que a todas se aventaja la de la libertad de los galeotes; otro, que ninguna iguala a la de los dos gigantes benitos, con la pendencia del valeroso vizcaíno.
         -Dígame, señor Bachiller -dijo a esta sazón Sancho - : ¿entra ahí la aventura de los yangüeses, cuando a nuestro buen Rocinante se le antojó pedir cotufas en el golfo?
         -No se le quedó nada -respondió Sansón - al sabio en el tintero: todo lo dice y todo lo apunta, hasta lo de las cabriolas que el buen Sancho hizo en la manta.
         -En la manta no hice yo cabriolas -respondió Sancho - ; en el aire sí, y aun más de las que yo quisiera.
         -A lo que yo imagino -dijo don Quijote - , no hay historia humana en el mundo que no tenga sus altibajos, especialmente las que tratan de caballerías; las cuales nunca pueden estar llenas de prósperos sucesos.
         -Con todo eso -respondió el Bachiller - , dicen algunos que han leído la historia que se holgaran se les hubiera olvidado a los autores della algunos de los infinitos palos que en diferentes encuentros dieron al señor don Quijote.
         -Ahí entra la verdad de la historia -dijo Sancho.
         -También pudieran callarlos por equidad -dijo don Quijote - , pues las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar en menosprecio del señor de la historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero.
         -Así es -replicó Sansón - ; pero uno es escribir como poeta y otro como historiador: el poeta puede contar o cantar las cosas, no como fueron, sino como debían ser; y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar a la verdad cosa alguna.
         -Pues si es que se anda a decir verdades ese señor moro -dijo Sancho - , a buen seguro que entre los palos de mi señor se hallen los míos; porque nunca a su merced le tomaron la medida de las espaldas que no me la tomasen a mí de todo el cuerpo; pero no hay de qué maravillarme, pues como dice el mismo señor mío, del dolor de la cabeza han de participar los miembros.
         -Socarrón sois, Sancho -respondió don Quijote - . A fee que no os falta memoria cuando vos queréis tenerla.
         -Cuando yo quisiese olvidarme de los garrotazos que me han dado -dijo Sancho - , no lo consentirán los cardenales, que aún se están frescos en las costillas.
         -Callad, Sancho -dijo don Quijote - , y no interrumpáis al señor Bachiller, a quien suplico pase adelante en decirme lo que se dice de mí en la referida historia.
         -Y de mí -dijo Sancho - ; que también dicen que soy yo uno de los principales presonajes della.
         -Personajes, que no presonajes, Sancho amigo -dijo Sansón.
         -¿Otro reprochador de voquibles tenemos? -dijo Sancho - . Pues ándense a eso, y no acabaremos en toda la vida.
         -Mala me la dé Dios, Sancho -respondió el Bachiller - , si no sois vos la segunda persona de la historia; y que hay tal que precia más oíros hablar a vos que al más pintado de toda ella, puesto que también hay quien diga que anduvistes demasiadamente de crédulo en creer que podía ser verdad el gobierno de aquella ínsula ofrecida por el señor don Quijote, que está presente.
         -Aún hay sol en las bardas -dijo don Quijote - ; y mientras más fuere entrando en edad Sancho, con la experiencia que dan los años, estará más idóneo y más hábil para ser gobernador que no está agora.
         -Por Dios, señor -dijo Sancho - , la isla que yo no gobernase con los años que tengo no la gobernaré con los años de Matusalén. El daño está en que la dicha ínsula se entretiene, no sé dónde, y no en faltarme a mí el caletre para gobernarla.
         -Encomendadlo a Dios, Sancho -dijo don Quijote - ; que todo se hará bien, y quizá mejor de lo que vos pensáis; que no se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios.
         -Así es verdad -dijo Sansón - ; que si Dios quiere, no le faltarán a Sancho mil islas que gobernar, cuanto más una.
         -Gobernadores he visto por ahí -dijo Sancho - que, a mi parecer, no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman señoría, y se sirven con plata.
         -Ésos no son gobernadores de ínsula -replicó Sansón - , sino de otros gobiernos más manuales; que los que gobiernan ínsulas, por lo menos, han de saber gramática.
         -Con la grama bien me avendría yo -dijo Sancho - ; pero con la tica, ni me tiro ni me pago, porque no la entiendo. Pero dejando esto del gobierno en las manos de Dios, que me eche a las partes donde más de mí se sirva, digo, señor bachiller Sansón Carrasco, que infinitamente me ha dado gusto que el autor de la historia haya hablado de mí de manera, que no enfadan las cosas que de mí se cuentan; que a fe de buen escudero que si hubiera dicho de mí cosas que no fueran muy de cristiano viejo, como soy, que nos habían de oír los sordos.
         -Eso fuera hacer milagros -respondió Sansón.
         -Milagros o no milagros -dijo Sancho - , cada uno mire cómo habla o cómo escribe de las presonas, y no ponga a troche moche lo primero que le viene al magín.
         -Una de las tachas que ponen a la tal historia -dijo el Bachiller - es que su autor puso en ella una novela intitulada El Curioso impertinente; no por mala ni por mal razonada, sino por no ser de aquel lugar, ni tiene que ver con la historia de su merced del señor don Quijote.
         -Yo apostaré -replicó Sancho - que ha mezclado el hi de perro berzas con capachos.
         -Ahora digo -dijo don Quijote - que no ha sido sabio el autor de mi historia, sino algún ignorante hablador, que a tiento y sin algún discurso se puso a escribirla, salga lo que saliere, como hacía Orbaneja, el pintor de Úbeda, al cual preguntándole qué pintaba, respondió: «Lo que saliere». Tal vez pintaba un gallo, de tal suerte y tan mal parecido, que era menester que con letras góticas escribiese junto a él: «Éste es gallo». Y así debe de ser de mi historia, que tendrá necesidad de comento para entenderla.
         -Eso no -respondió Sansón - ; porque es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran; y, finalmente, es tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes, que apenas han visto algún rocín flaco, cuando dicen: «Allí va Rocinante». Y los que más se han dado a su lectura son los pajes: no hay antecámara de señor donde no se halle un Don Quijote: unos le toman si otros le dejan; éstos le embisten y aquéllos le piden. Finalmente, la tal historia es del más gustoso y menos perjudicial entretenimiento que hasta agora se haya visto, porque en toda ella no se descubre, ni por semejas, una palabra deshonesta ni un pensamiento menos que católico.

    seleccion
    9 años

    El primer codigo para traer a la seleccion inglesa con la española... rapiditos para casa..

    Tienen experiencia
    9 años

    Esto del código compartido es un chollo.

    Y los británicos lo manejan estupendamente.

    Avión, tripulación, combustible, tasa, etc. de vueling y beneficios de la venta del billete para british.

    Ya lo hicieron con Iberia y en solo un año han transferido 3000 millones de la caja de Iberia a cubrir el hueco de british

    al anterior
    9 años

    Un bonico ejemplo: vuelo desde BCN a LAX. Resulta que se da prioridad al trayecto BCN-LHR, operado en exclusiva por British, para después proseguir con el trayecto LHR-LAX operado por British. Naturalmente, el buscador de vuelos de Iberia podría haber sugerido el trayecto de puente aéreo BCN-MAD, operado por Iberia, para después continuar con el MAD-LAX, operado por Iberia.

    Cortesía de Gavin Halliday, esta sugerencia NO aparece. En sólo tres meses, el citado Halliday destrozó la red de Iberia en beneficio de British, que acapara el pasaje Premium.

    Así nos luce en este país dirigido por peleles. Y los británicos frotándose las manos. Próxima jugada: imposición del inglés como único idioma en las comunicaciones de radio en el espacio aéreo español. Después poner AENA en manos privadas, preferentemente anglosajonas. Vamos camino de convertirnos en una colonia.

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