Branson y Bezos contaminaron como cien pasajeros de avión

Greta va a tener trabajo si la coge con los vuelos espaciales que esta semana presentaron en sociedad el grupo Virgin de Richard Branson, por un lado, y la poderosa Amazon, de Jeff Bezos, por otro. Porque los científicos consideran que los cohetes espaciales, pese a que los vuelos se escasa duración, contaminan por pasajero cien veces más que un vuelo normal, en un avión normal (Bezos: turismo espacial, una semana después que Branson).

Jeff Bezos, por si no lo han oído, dice que Blue Origin, su nave espacial, es más ecológica que la VSS Unity de Branson. El Blue Engine 3 de Bezos utiliza hidrógeno líquido y propulsores de oxígeno líquido. En cambio, el VSS Unity utilizó un propulsor híbrido compuesto por un combustible sólido a base de carbono, polibutadieno terminado en hidroxilo (HTPB) y un oxidante líquido, óxido nitroso. Por su parte, la serie SpaceX Falcon, de Elon Musk, el propietario de Tesla, usará cohetes reutilizables que emplean queroseno y oxígeno líquidos.

La quema de cualquiera de estos combustibles proporciona la energía necesaria para lanzar cohetes al espacio y, al mismo tiempo, genera gases de efecto invernadero y contaminantes del aire. Se producen grandes cantidades de vapor de agua al quemar el propulsor BE-3, mientras que la combustión de los combustibles VSS Unity y Falcon produce CO₂, hollín y algo de vapor de agua. El oxidante a base de nitrógeno utilizado por VSS Unity también genera óxidos de nitrógeno, compuestos que contribuyen a la contaminación.

Aproximadamente dos tercios de los gases de escape del propulsor se liberan en la estratosfera y la mesosfera, donde pueden persistir durante al menos dos o tres años.

Los efectos son amplios en diversos aspectos, lo cual adquirirá toda su dimensión cuando estos viajes se popularicen. No obstante, a día de hoy nada hace pensar que una Greta pueda frenar este negocio, en cuyo desarrollo está apostando fuertemente Estados Unidos y especialmente el estado de Nuevo México.