El fin de semana está siendo Pinksteren en Holanda, una celebración tradicional que incluye el lunes festivo. Por este motivo, como es de imaginar, la gente viaja más, por lo que KLM, que aún se ve incapaz de atender a la demanda, está cancelando unos cincuenta vuelos diarios desde el aeropuerto de Ámsterdam para poder controlar a los viajeros con los recursos limitados con que cuenta (KLM para la venta de billetes por el caos de Ámsterdam).
La compañía ha dicho que los pasajeros que se han visto afectados por estas cancelaciones han sido recolocados, en parte porque ha liberado asientos en otros vuelos, aunque no ha explicado cómo se liberan asientos cuando la demanda es alta.
También en relación con el colapso del aeropuerto, KLM explica que está experimentando un sistema alternativo de gestión del equipaje. Ahora las maletas serán embarcadas en los aviones más tarde de lo habitual, por lo que los maleteros se aseguran que no habrán de descargar las maletas de los pasajeros que no han podido embarcar.
La compañía indica que estas medidas pretenden que el aeropuerto pueda recuperar la normalidad de funcionamiento que lleva ya casi un mes alterada (KLM suspende docenas de vuelos ante el fin de semana).
El comunicado de KLM, que contiene todas las menciones habituales a su voluntad de prestar el mejor servicio y a que trabaja por el bienestar de los pasajeros, no indica cuándo se recuperará la normalidad operativa en el aeropuerto y en sus propios servicios.
Eso sí, KLM sólo limita los problemas al aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, en el que es la primera operadora.
Si Schipol funciona mal, apaga y vamos, ya que siempre ha sido un aeropuerto no mastodóntico que ha funcionado bastante bien.