Lufthansa sigue siendo una gran compañía aérea,  una de las tres mejores de Europa de las que eran conocidas como de bandera. La alemana se halla muy por encima de Air France, y ni que decir tiene que de Alitalia. Las aerolíneas europeas señeras fueron perdiendo categoría tras la llegada de liberalización  del espacio aéreo y la competencia voraz de las low cost y las charters.
 
De las que aún conserva pedigrí, cabe destacar, sin duda, la presidida por Cartens Sorph. Ciertamente, no es la misma de antaño (como no lo es British ni nuestra Iberia), pero cuando se viaja en esta compañía se da uno cuenta de que vuela en una cuya categoría es superior a otras que basan su poder de atracción en el precio y solo en el precio. 
 
El mercado coloca siempre a cualquier empresa en su sitio , siendo los gestores los que con su buena o mala gestión las encumbran o las ponen al borde del precipicio . La situación actual del mundo de la navegación aérea comercial es trepidante y Lufthansa no es lo que era pese a jugar casi siempre en los primeros puestos de la Champions League.
 
Los ejecutivos de Lufthansa a veces se ven obligados a tomar decisiones que van en contra de su criterio con tal de hacerla competitiva (por ejemplo,reducción de costes). Es aquí cuando los empleados acaban pagando las consecuencias de esa política tan necesaria como perversa. (Nos guste o no, es la ley del mercado y por tanto,preferible a la del monopolio o a la estatalista).
 
En esta coyuntura adversa, los trabajadores de la aerolíneas, en especial los de vuelo, laboran en peores condiciones que hace unos años, económica y operativamente. Por eso llama la atención de forma positiva el comportamiento de los TCP que se esfuerzan por tratar a los pasajeros con el mismo espíritu que en años de bonanza de sus empresas y, por ende, de ellos mismos. Hace unas semanas se destacaba aquí la entrega y el comportamiento ejemplar de una sobrecargo de Iberia Express, Sonia Vergara, quien solventó en el aire el problema surgido en tierra con un retraso derivado por falta de organización de sus compañeros de handling (La TCP Sonia Vergara solventa un retraso por cogestión y caos del handling). Hoy resaltamos la actitud de un sobrecargo de Lufthansa.
 
El sobrecargo en cuestión se metió al pasaje en el bolsillo en un vuelo de Tallin a Frankfurt el día 16 de agosto. El vuelo salía con cierto retraso y en él viajaban usuarios que debían conectar con otros destinos, por lo que estaban un tanto apurados. Algunos de esos pasajeros eran españoles que venían de ver la final de la Supercopa, pero también volaban italianos, franceses, alemanes e ingleses, además de estonios. Todos ellos con la misma inquietud: llegar a tiempo para la conexión con Madrid y los demás destinos. El sobrecargo transmitió tranquilidad con una gran dosis de humor. Y, por si fuera poco, lo hizo en alemán, inglés, francés, italiano y español...Solo le faltó hablar en estonio.
 
Cuando aterrizó el vuelo de Lufthansa en Frankfurt, de una Lufthansa que ya no es tan puntual como antes y con una configuración de asientos en la primera clase alejada de la de hace unos años pero ofreciendo en turista una comida más que dígna, el sobrecargo cosechó un gran aplauso de la mayoría de los pasajeros, algo ya inusual incluso en los vuelos charters.
 
Con su buen rollo, su plausible actitud y su dominio de los idiomas hizo muy llevadera las dos horas de vuelo del trayecto y redujo el estrés de los preocupados viajeros que temían perder sus conexiones. Así de fácil: con simpatía, con profesionalidad y con responsabilidad...pese a su merma de sueldo!