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EDICIÓN ESPAÑA

La venta de Toulouse y Aéroports de Paris se enreda

Francia: la privatización de los aeropuertos acaba en el caos

Sólo continúa normalmente la operación de venta de Burdeos, Lille y Marsella

Francia es un país de sector público. La competencia les gusta, pero en otros países para que sus empresas puedan demostrar que son buenas. Pero en su casa, el estado es todo poderoso. Por eso, tal vez, el intento de privatizar sus aeropuertos está entrando en una situación caótica.

El lío más gordo es el de Toulouse Blagnac. Este aeropuerto se privatiza en 2015. Fue una decisión complicada precisamente porque en Francia esto de vender empresas públicas no gusta. Pero fue peor porque los compradores eran un consorcio chino compuesto por Shangdong Hi-speed Group y un fondo de inversiones de Hong Kong. El capital del nuevo aeropuerto mantuvo presencia local que inmediatamente empezó a mostrarse muy incómoda porque en última instancia, los chinos no eran una empresa sino el Gobierno chino. El malestar fue tal que los chinos terminaron por anunciar que iban a vender las acciones y dejaban el aeropuerto. Las cosas iban a volver a la normalidad. Pero no, no fue posible.

Al tiempo que los chinos anunciaban que se marchaban, un tribunal francés estudiaba la cancelación de la autorización de venta inicial al consorcio chino. Si esa autorización se anula, la venta queda invalidada y si la venta se invalida nunca se produjo la venta a los chinos  con lo que estos no pueden vender lo que nunca fue suyo. De forma que las acciones han de volver al propietario original y los chinos dejan de tener derecho a dirigir el aeropuerto o a cobrar dividendos, que han de devolver.

Pero esto aún no ha ocurrido porque está pendiente de decisión judicial. O sea que los chinos, que habían anunciado que se marchaban, no pueden quedarse porque no son bienvenidos pero tampoco se pueden ir porque nadie sabe si alguna vez fueron propietarios del aeropuerto puesto que la primera venta aún no se ha anulado. Mientras, el aeropuerto se mantiene pero en la precariedad. Si los chinos finalmente se han de ir, habrá un agujero financiero de 300 millones de euros debido a las múltiples vicisitudes que se generan.

Pero el caso de Toulouse, confuso e inacabable, es de menores repercusiones que el de Aéroports de París (ADP), que opera los aeropuertos Charles de Gaulle, Orly y Le Bourget de París, además de ocho aeropuertos en el mundo. El lío del aeropuerto de París es que el Gobierno quiere vender el 51 por ciento de las acciones pero ahora resulta que esa decisión tiene que ser sometida a un referéndum nacional.

En 2008, durante el gobierno de Nicolás Sarkozy, se modificó la Constitución para permitir lo que se llama “Referéndum de Iniciativa compartida” que hasta ahora nunca se había aplicado. Esto supone que ciertas decisiones del Gobierno, en ciertas circunstancias, se pueden someter a un referéndum. La privatización de ADP se decidió en marzo de este año, cuando el Parlamento abolió la obligación de que el Estado tuviera la mayoría de la propiedad. A continuación, se tenía que iniciar la venta pero, un grupo de parlamentarios lanzó está iniciativa de referéndum que, en el  mejor de los casos, introducirá entre 15 y 18 meses de retraso en la privatización.

Lille, Burdeos y Marsella, en cambio, parece que van a poder ser privatizados sin tanto lío. Pero, los demás, atascados.


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