Empresarios atrapados por el caos aéreo: Escarrer jr, Fluxá, Reyero, Quetglas…

Por Miguel Mesquida

Madrid. 7/12/10.- La dañina huelga salvaje de los controladores aéreos españoles y que fue gestionada por el Gobierno español de aquella manera dejó atrapados en distintos lugares de nuestro país y de Latinoamérica a empresarios y ejecutivos turísticos que regresaban a España para pasar el largo puente con sus familiares.

O en el caso de los directivos de la multinacional Marriott, para regresar a Estados Unidos con los suyos, después de dar por concluida la larga negociación mantenida con Antonio Catalán para entrar en AC en la operativa y para comprar la gestora propiedad del empresario navarro, adelantada por este digital.

Al consejero delegado y responsable máximo del día a día de Sol Meliá la huelga le cogió en Madrid, a donde últimamente viaja casi todas las semanas. Pero al día siguiente, sin demora, se desplazo en coche hasta Valencia para posteriormente coger el barco que hace la ruta con Palma, a donde llegó en la mañana del domingo.

El presidente de la cadena BQ, del grupo mallorquín Sidetours, Bernardo Quetglas, se tuvo que quedar un día más en Santo Domingo, donde permaneció varios días con motivo de la inauguración del chill out que han abierto en el BQ Santo Domingo, y que contó con la presencia de la flor y nata del turismo dominicano.

Dos días más de lo previsto tuvo que permanecer en Madrid por motivo del brutal paro de los trabajadores mejores pagados de este país el empresario canario Ricardo Reyero, del Grupo Gigansol, que participa en varios hoteles de Tenerife y en el afamado Sanctuary, de Cap Cana, en República Dominicana, entre otros.

Por su parte, el empresario y activo consultor Jaime Fluxá se salvó por los pelos después de tomar la decisión de salir pitando de El Prat, a donde había llegado procedente de París, para dirigirse al puerto y tomar el Balearia de las 12 de la noche, que llegó a las 7 de la mañana del sábado a la capital mallorquina.

Su pariente Miguel Fluxá, presidente del Grupo Iberostar, se salvó por los pelos, ya que llegó a Tenerife procedente de América cuando  los controladores de repente se pusieron enfermos de forma tan sorprendente como masiva, y en la isla canaria permanece en compañía de su familia.