Pedro Meaurio, el gestor del caos

Realista, buena persona, trabajador, franco, buen comunicador, experto en lo suyo. Ha muerto Pedro Meaurio, durante años director del aeropuerto de Son Sant Joan, en Palma, una figura reconocida en el sector turístico de Baleares.

Meaurio dedicó toda su vida a luchar contra las trabas incontables que suponía la lenta, farragosa y agotadora maquinaria del sector público. Su trabajo consistió, sobre todo, en paliar los efectos de una operativa que era y sigue siendo paralizadora. Meaurio era el que estaba cada vez que fallaba algo en Son Sant Joan, que era –y sigue siendo– lo habitual. Meaurio, a diferencia de otros funcionarios, no tenía horarios, porque era el que sí daba la cara, el que intentaba suavizar las crisis permanentes.

Porque, incluso aunque todos los que trabajan en Aena fueran eficaces, incluso aunque la maquinaria burocrática no tendiera a bloquearlo todo, un aeropuerto de los grandes de España es un foco de problemas, de situaciones imprevistas, de caos. Es la gestión del caos, de lo imprevisto. Y esa era la especialidad de Meaurio.

Meaurio habría merecido trabajar en una organización eficaz, libre de las tremendas ataduras de la burocracia. Pensar que todo lo que compra Aena tiene que ser por concurso es simplemente aterrador; pensar que todo lo que vende ha de pasar por los complejos mecanismos de la burocracia es desalentador. Meaurio hubiera querido hablar con las aerolíneas y negociar, bajar tarifas si toca, subirlas si es el caso.

Pero este excelente gestor tuvo que aprender a convivir con la pesada maquinaria del sector público. La misma que no permitió que el nuevo aeropuerto de Palma fuera modélico desde el principio, porque quien lo hizo tenía buenos contactos con el poder, pero pocos con la aviación. Por eso, al día siguiente de la entrega del aeropuerto, empezaron las obras para hacer que aquello fuera utilizable. A eso se dedicó Meaurio: a reconstruir lo que una maquinaria anquilosada iba dejando tirado.

Meaurio llegó a Mallorca como funcionario, pero terminó siendo uno más, quedándose a vivir aquí tras su cese al frente del aeropuerto.

Cómo no, Pedro Meaurio era apreciado por el sector turístico, si más no porque siempre estaba, siempre daba la cara, siempre contestaba. El aeropuerto de Palma tendrá nuevos directores, pero la figura de Meaurio no se borrará.