Protestas en Escocia, el último reducto del cierre de fronteras

El viernes pasado, Inglaterra decidió aceptar que, desde octubre, los turistas de la mayor parte de los países del mundo puedan entrar al país si tienen las dos dosis de vacunación. Europa lo había decidido antes, de manera que con esto prácticamente todo el continente vuelve a una situación de casi normalidad. El lunes, hacía lo mismo Estados Unidos, dando un paso de gigante hacia la recuperación del turismo (La reapertura de EEUU insufla oxígeno a la industria turística).

Menos un territorio: Escocia. El gobierno regional, porque los datos ciertamente siguen siendo preocupantes, ha decidido mantener el régimen anterior que obliga a que quienes entren, incluso vacunados, tengan que hacerse dos PCR, una antes de partir desde el extranjero y otra una vez en Escocia.

Los empresarios del sector de los viajes y el turismo estallaron de indignación ante esta situación. Incontables empresas participaron en la firma de una carta abierta exigiendo una reunión urgente con el gobierno regional, para manifestarles que desean el mismo tratamiento que el que tiene Inglaterra.

La mayor parte de los empresarios acusan al gobierno de Edimburgo de comportarse así sólo por el gusto de mostrarse diferente de Inglaterra. Marc Crothall, que lidera la plataforma que exige la normalización de la vida en el país, declaró que “hemos pedido al Gobierno una reunión urgente para que nos expliquen en qué datos basan su decisión”. Añade que está postura “causa un daño inmediato a la facturación del turismo y perjudica al empleo y a la economía tanto a corto, a medio como a largo plazo”.

Portavoces de las cámaras de comercio o de los turoperadores han manifestado en los medios de comunicación que la decisión es incomprensible porque todos los países europeos ya están abiertos para viajar sin tener que hacer las PCR y que les basta con la vacunación.