Oleada de turismofobia tras dos años hibernando

El sector turístico viene sufriendo en los últimos días una oleada de ataques desde varios estamentos, tras dos años de perfil bajo ante la crisis provocada por la pandemia.

El propio gobierno central, pese a ser el turismo la industria a la que se aferran para que la economía se recupere, ha sido una de las voces más contundentes en atizar al sector.

La propia ministra del ramo, Reyes Maroto, ha optado por destacar del turismo su "precarización" en lugar de ensalzar todas las bondades que aporta al país (La ministra Maroto atiza al turismo por la “precariedad”).

Durante la pandemia, otros ministros como el de Consumo, Alberto Garzón, también quisieron poner el foco solo en lo negativo, proclamando que el sector era "precario, estacional y de bajo valor añadido".

La turismofobia del Ejecutivo también se aprecia en haber excluido al sector de un PERTE de ayudas europeas con el que sí ha beneficiado a once subsectores de impacto mucho menor al del Turismo.

A nivel regional, el partido pancatalanista de Baleares Més ha querido enfatizar solo lo negativo del turismo, al afirmar que "somos más pobres y el trabajo no es de mejor calidad".

El portavoz de Més per Mallorca, Miquel Ensenyat, cuyo partido apoya al gobierno autonómico balear que encabeza Francina Armengol, destacó el pasado miércoles que desde los años 80 del siglo pasado, el crecimiento en el número de visitantes no ha ido acompañado de un aumento de la renta per cápita.

El político independentista hizo estas afirmaciones pese a que hasta hace un par de décadas Baleares era uno de los líderes españoles de renta per cápita gracias al turismo, y que el enriquecimiento general se fue frenando con la permisividad desde 2015 con Airbnb y el alquiler ilegal que disparó el precio de la vivienda.

Previamente, el año pasado el vicepresidente de Baleares, Juan Pedro Yllanes, también había puesto el énfasis en su deseo de que no volvieran los récords turísticos a las islas pese a que gracias a ellos se habían sustentado los ingresos y los servicios públicos.

En Baleares también vienen sucediéndose ataques sobre los cruceros o los rent a car, de igual modo que desde el mundo universitario proliferan en los últimos días numerosas críticas al sector sin ningún elogio, después de dos años de poca visibilidad de una industria como la de la turismofobia sufragada principalmente por dinero público.

En Palma se evidencian no obstante ciertas contradicciones, con cargos como los de Més per Mallorca que defienden el turismo de calidad pero prohíben los hoteles boutique en Palma, y que critican el modelo de masificación turística en Balears y al mismo tiempo autorizan un albergue para casi 300 personas en un barrio residencial.