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Feijóo, la ocasión de España para relanzar al Turismo

El sector ha venido siendo infravalorado por todos los gobiernos, tanto de izquierdas como de derechas
La fortaleza futura del país depende de que ante este trance histórico de cambios se dote al Turismo de un rango equivalente a su peso económico

La historia económica de España vuelve a afrontar una ocasión para que su industria más estratégica y generadora de empleos, como es el Turismo, experimente un relanzamiento si el nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, alcanza la presidencia del Gobierno y corrobora, como viene mostrando hasta ahora, su perfil de gestor y de basarse en el rigor de los hechos más que en prejuicios.

El Turismo en la España democrática ha venido siendo infravalorado por todos los gobiernos, tanto de izquierdas como de derechas, sin que ninguno le haya concedido el rango de dotarle de un ministerio propio, en contraste con el resto de países donde el sector es una gran potencia, y por tanto entre unánime asombro internacional.

Al Turismo en España se le atribuye algo más de una décima parte del PIB, aunque son abundantes las voces que critican que este cálculo no refleja el peso real del sector en la economía, puesto que la mayor parte de ingresos de por ejemplo los restaurantes vienen de los viajeros, además de que la estadística excluye a toda la industria de proveedores alrededor del Turismo, como los alimentarios o los de hoteles.

La fortaleza futura de España dependerá de su capacidad para unirse territorialmente y cohesionar a su población socioeconómicamente; para mejorar su convivencia con más tolerancia hacia quien piense diferente y con una mayor ejemplaridad en sus instituciones, pero también por su músculo económico, que pasa por capitalizar todo el potencial infrautilizado que tiene el país.

Ninguna otra nación del mundo suma mayores ventajas competitivas que España para convertirse en líder del Turismo, una industria a cuyo crecimiento se le vislumbra aún amplias perspectivas de repunte ante el envejecimiento de la población y de las clases medias, y ante la incorporación de los asiáticos a los flujos mundiales en busca de las cada vez más demandadas experiencias.

La unión en un mismo país de seguridad, hospitalidad, clima, infraestructuras, naturaleza, gastronomía, cultura o historia coloca a España en la posición más privilegiada para ser imbatible en Turismo, y tener por tanto un sector como base con el que facilitar el desarrollo de nuevas industrias que fomenten la digitalización y la transición ecológica.

España carece de ventajas competitivas para impulsar sectores como el industrial, pues otros países más pobres de Europa pueden acoger fábricas con costes más bajos gracias a sus menores salarios medios, y solo el Turismo en sus múltiples funciones laborales pueden socorrer a España ante sus principales debilidades socioeconómicas y estructurales.

El Turismo es el único sector capacitado para reducir el disparado desempleo juvenil del país, desde perfiles más tecnológicos hasta los de más trato personal, mientras la España vaciada tiene una oportunidad histórica para repoblarse con proyectos empresariales gracias a que el teletrabajo va a estimular unas largas estancias.

Los atractivos turísticos de España, unido a su calidad de vida local, le otorgan más fortalezas que el resto de los competidores a la hora de captar al viajero de varios meses, al mismo tiempo que el país, para combatir también el paro en las zonas donde es más masivo, tiene la oportunidad de crear una nueva oferta de destinos turísticos con productos hoteleros del máximo lujo, por ejemplo, en provincias como Huelva, Cádiz o las del sureste, así como en el Cantábrico.

No obstante, el Turismo sigue infrarrepresentado institucionalmente y algo marginado, como demuestra su exclusión de los PERTE que sí articulan planes específicos para otros once sectores de menor generación de empleo y riqueza, y esto es debido en parte también a la falta unidad de la industria para defenderse; a la estigmatización con la turismofobia, o al alquiler turístico ilegal en zonas residenciales.

Con este contexto, el nuevo presidente del PP emerge como una oportunidad para liberar por primera vez en medio siglo todo el potencial que tiene el Turismo en España, después de haber dado en solo su primera semana en el cargo un nuevo aire de cordialidad a las discrepancias políticas tras mucho tiempo de crispación y tacticismo propagandístico.

Feijóo exhibe un perfil más alejado de los dogmas ideológicos --sin citar a "ETA, Venezuela, el comunismo o el independentismo", según Lucía Méndez--, "expresándose como un burócrata, pero cuidando de que le entienda el tendero de la esquina", según Ignacio Varela. Es decir, con menos batallas culturales, pero más centrado en la prioridad del ciudadano, que ahora es su bolsillo.

Así, con este nuevo estilo y su habitual pragmatismo, el nuevo líder de la centroderecha española se convierte en el primer candidato a suceder en algún momento al actual presidente del Gobierno, y por lo tanto, de seguir fiándose más en la realidad antes que las utopías ideológicas, le correspondería otorgarle al Turismo un rango proporcional a lo que supone a nivel estratégico para España.

En Galicia, las competencias del sector vienen recayendo en su vicepresidente primero y hoy favorito a sucederle el la Xunta, Alfonso Rueda, pese a no representar el Turismo en Galicia el mismo peso que en otras zonas del país, pero aún así, siempre el motor más transversal para propiciar iniciativas empresariales de cualquier tamaño y desde unas bases más humildes.

España afronta cambios turísticos de calado con la histórica operación de Iberia y Air Europa a fin de que Barajas pueda competir con los otros tres grandes hubs europeos para facilitar las rutas directas con el mercado de mayor potencial como es Asia, del mismo modo que los cambios de hábitos por el coronavirus como el teletrabajo o la digitalización están revolucionando al Sector.

El país, por tanto, tiene la ocasión de liberar todo el potencial contenido tras casi dos generaciones sufriendo los obstáculos institucionales a su pleno desarrollo, ante la desproporción entre el rango político otorgado al Turismo y su peso en la economía real.

En los últimos tiempos, además, se ha buscado contener al Sector con moratorias en lugar de permitirle desarrollarse; se le ha estigmatizado desde las instituciones centrándose solo en lo negativo en lugar de darle cariño; se le ha obstaculizado con tasas en lugar de allanar la simpatía con los clientes, y se le ha marginado de planes como los PERTE en lugar de darle la prioridad para que a su alrededor se generen las industrias más tecnológicas y sostenibles.

En este trance histórico actual, de igual modo al que pudo suponer la liberalización del sector aéreo a principios de los noventa; el auge de internet con el cambio de milenio, o la crisis financiera de hace más de una década, hoy el Turismo español podría disfrutar de un relanzamiento inaudito si Feijóo, como puede dar síntomas por su experiencia gestora sin antecedentes en un aspirante a llegar a La Moncloa, da un viraje a medio siglo de desprecios al sector que sustenta la estabilidad del país y el mantenimiento de los servicios públicos.

 

 

 

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    León
    1 año

    El turismo en este país no interesa gobierne quien gobierne, están intentando acabar con este sector o dejarlo tan abatido que no dependamos tanto.

    Disraeli
    1 año

    Con el Camino de Santiago y vuelos en Falcón se recuperará...

    Selección de personal
    1 año

    Matas que lleve las ccaa, Díaz Ferrán presidente de los empresarios, Esperanza Aguirre turismo de España y Ana Botella en la OMT ... qué puede salir mal si tienen experiencia en el sector????

    Lucia
    1 año

    Más ha hecho Pedro Sánchez por el turismo en España que todos estos vividores juntos.. no creo que los trabajadores de Air Europa tengan queja del gobierno, porque mantienen el trabajo gracias a ellos. El sector hotelero y trabajadores mantenido a base de ERTEs.. poco les pueden echar en cara la verdad

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