Gran arranque del año para el sector turístico español. El último balance de Exceltur revela que los niveles de actividad en el primer trimestre se han situado un 10,8% por encima de los de 2019 en términos nominales, tras cerrar una excelente Semana Santa. (Cifras récord en el turismo vacacional, aunque la inflación frena la rentabilidad)
En este sentido, las empresas experimentan crecimientos en sus ventas, tanto por recuperación de sus volúmenes de clientes, como por el fuerte aumento de los precios (+7,7% vs 2022). Este último punto ha servido para paliar el alza desmedido de los costes de la energía (+17,4), los suministros (+14,3%), los financieros (+12,9%) y los gastos salariales (+7,8%), que han siguen mermando fuertemente los márgenes.
Esta mejora se vislumbra de manera generalizada en todos los subsectores de la cadena de valor turísticas, salvo en las agencias de viajes, que aún pierden un 4,5% respecto a niveles precrisis. Los hoteles crecen un 8,7%, frente al +12,5% de las compañías orientadas al ocio, y el +11% de las compañías de transporte, entre las que se incluyen las aerolíneas.
No obstante, a lo largo del informe, Exceltur también insiste en las preocupaciones que tiene el sector. Como la más destacada se refiere a al aumento descontrolado de las viviendas turísticas y sus efectos sobre el encarecimiento del acceso a la vivienda, la banalización de los centros de las ciudades, las molestias a los vecinos y la estigmatización social del turismo. Actualmente, ya existen 80.000 VUT, frente a las 66.800 de 2022.
En cualquier caso, los empresarios turísticos españoles aseguran que la buena tendencia de ventas se prolongará en el segundo trimestre, vaticinando un aumento del 7,9%. Confían en el tirón de actividad del segmento MICE y el retorno de viajes de negocio, así como en un mayor protagonismo de la demanda internacional.
Con todo ello, Exceltur estima un crecimiento del PIB turístico en términos nominales para el conjunto del año hasta los 172.200 millones de euros, un +9,4% sobre los niveles de 2019. Sin embargo, descontando la inflación, el PIB en términos constantes cerraría 2023 aún un -1,9% por debajo de 2019, todavía por detrás de la recuperación del resto de la economía española.
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