Tanto El Día como La Provincia de Canarias presentaron el domingo pasado una historia estelar que debe de ser importante: el castigo a los hoteleros que renovaron sus establecimientos en 2019.
El Gobierno Central ha destinado once mil millones a ayudas directas a empresas castigadas por la pandemia de Covid. De ese dinero 1.140 han llegado a Canarias. El Gobierno canario es quien decide cómo hace la distribución de estos recursos.
Uno de los criterios es que sólo se podrán acoger empresas que no hayan tenido pérdidas desde hace dos años. A bote pronto, parece razonable excluir a quienes no iban bien, a quienes tenían una situación negativa.
Pero los dos periódicos ponían el acento en los hoteles que se han modernizado. Si un hotelero ha renovado un hotel, en el ejercicio en el que hace la inversión va a tener pérdidas porque, lógicamente, ha gastado mucho en las obras. Igualmente, es frecuente que en ese ejercicio no haya podido estar abierto todo el tiempo, con lo que las pérdidas son absolutamente normales.
De esta manera, todos los hoteles que se han modernizado en 2018 o en 2019, que son muchos, quedarían excluidos de las ayudas. Los dos periódicos enfatizan este disparate. Indican los dos que se ha pedido al ejecutivo de Madrid que se cambien las exigencias para permitir estas excepciones.
En realidad, esto se debe a nuestra forma tradicional de aplicar el derecho: con normas rígidas y no con criterios flexibles. En España –y sobran motivos para ello—nuestra tradición es que las normas lo regulen todo con precisión. En otras tradiciones jurídicas es quien juzga el que decide. Porque, así como hay empresas que habiendo tenido pérdidas, evidentemente son merecedoras de las ayudas –en estos casos mencionados, incluso más que quienes no han invertido--, puede ocurrir lo contrario, que entre quienes no hayan perdido dinero haya empresas piratas, fantasma, carentes de sentido, a las que ahora vamos a ayudar.
Hasta el momento hay 14 mil peticiones de ayudas en Canarias, pero el plazo se ha prorrogado hasta el 22 de abril.
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Sr. Urrea ,nada nuevo con este "desgobierno" que tenemos.
Yo no soy de España ni conozco las reglas jurídicas pero mi sentido común me dice que todos los hoteleros pasaron por situaciones precaria ya que la pandemia nos dio a todos por igual.