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EDICIÓN ESPAÑA

Ante un modelo que ha disparado las plazas

Baleares desde 2015: decepción ecologista y cercanía con hoteleros

Junto a las críticas del Gob o Terraferida, también este fracaso en la gestión también ha sido reconocido por los socios del actual Govern
Los principales líderes turísticos, en cambio, se han manifestado "muy cómodos" con el Ejecutivo que preside Francina Armengol

La legislatura que acaba de terminar en la cuna del Turismo como es Baleares ha dejado como legado que desde en 2015 los partidos al frente del gobierno hayan suscitado una importante decepción en los colectivos ecologistas que supuestamente le eran afines, al mismo tiempo que las autoridades se han destacado por su estrecha cercanía con los hoteleros.

Amadeu Corbera, presidente del colectivo ecologista GOB, reveló hace unos meses que "cada año vamos a peor. Este sistema de colapso absoluto ya era evidente desde 2015". "Hay una falacia, en la que se piensa que lo que ocurre en Palma no tiene impacto en el resto de la isla pero lo cierto es que colapsa al mismo tiempo. Es el resultado de la desplanificación turística de una década. Lo que sucede en Palma tiene graves impactos en los pueblos de alrededor".

Corbera advierte que en el caso del alquiler turístico, "hay una estructura y unas leyes que lo permiten. Y no hay que olvidar que fue Biel Barceló quien permitió el alquiler turístico. Es verdad que se hablaba de democratizar el turismo frente a los hoteleros, pero esto ha supuesto una burbuja inmobiliaria en la isla".

Esta vía libre para el alquiler vacacional se ha traducido en un agudo encarecimiento de la vivienda para los residentes, además de que en solo un lustro entrasen en la oferta turística tantas habitaciones como las que llevó 60 años regularizar para la hotelería (El ecologismo admite haber errado en apoyar el alquiler vacacional por su obsesión contra los hoteleros).

Además, el alquiler vacacional ha vulnerado los planes urbanísticos que delimitan las zonas en residenciales, industriales, rústicas y turísticas, sobre los cuales se planifican la asignación de recursos y servicios. Así, además de complicar el acceso a la vivienda al grueso de los locales, se ha deteriorado la convivencia en los núcleos urbanos, y se ha disparado la turismofobia como consecuencia de la saturación y masificación. Y del mismo modo, la proliferación del alquiler de corta estancia ha generado menos impuestos para las arcas públicas que el que genera un mismo turista alojado en un hotel, a la vez que la creación de empleo es netamente inferior.

También un informe encargado por el Consell de Mallorca a expertos y ecologistas para definir la isla del 2030 descubrió que Baleares suma hoy 625.000 plazas turísticas tras haberse disparado un 43 por ciento en una década a causa del alquiler vacacional auspiciado por Airbnb (Ecologistas descubren que las plazas turísticas en Baleares se disparan un 43% en una década por Airbnb).

Pero a ser este modelo de alojamiento turístico el causante principal del agudo encarecimiento de vivienda para los residentes, y el gran culpable de la masificación, el ejecutivo regional lo ha venido promocionando al dejarlo fuera del cobro de la ecotasa para centrarse solo en los hoteles (Baleares pide multas espectaculares a Airbnb mientras la exime de la ecotasa).

Baleares contaba en 2014 con unas 200.000 habitaciones hoteleras, una cifra que se ha mantenido similar hasta este año, con un leve aumento que ronda los 10.000 cuartos. Sin embargo, la cifra de turistas que en 2014 recibió el archipiélago fue de 15,9 millones, frente a los 20,6 millones de 2019, un año con una cantidad que se espera que sea similar a la de este 2022. Así, el crecimiento desde entonces en la cantidad de viajeros ha sido casi del 30%, concretamente del 29,5 por ciento (El ecologismo admite haber errado en apoyar el alquiler vacacional).

La actual presidenta de Baleares, Francina Armengol, accedió al cargo en el verano de 2015, con la promesa de cambiar el modelo turístico hacia uno de mayor calidad frente al de cantidad, para privilegiar a los más ricos frente al viajero más pobre. No obstante, en estos más de siete años de mandato la cifra de turistas se ha disparado pese a que la oferta reglada de alojamientos se ha mantenido prácticamente estable (La era Armengol dispara un 30% el turismo pese a las mismas camas hoteleras).

Según los datos oficiales de la comunidad autónoma consultados por Preferente, la ocupación media hotelera en 2014 fue del 74,2 por ciento, mientras que el 2019 fue del 75,7 por ciento, de modo que la oferta de alojamientos que ha tenido que absorber el crecimiento de turistas solo ha podido ser la ilegal del alquiler vacacional que tuvo su boom desde 2015 al calor de Airbnb y que ha tenido la alfombra roja de las autoridades desde entonces (El alquiler vacacional, una plaga por prejuicios ideológicos).

El imponente crecimiento del número de plazas turísticas en Mallorca, según informe elaborado por Terraferida, muestra que, en el periodo 2000-2022, se ha experimentado un incremento de un 55,5%, pasando de 264.774 a 411.000. Pero el gran salto se produjo desde 2015, al pasar de unas 300.000 a cerca de 400.000, como fruto del estímulo al alquiler vacacional durante la era Armengol, que ha originado la masificación de la que se queja la propia administración regional, con un alza de alrededor del 30 por ciento en solo siete años en plazas alojativas en la isla (Mallorca: creciente malestar de los residentes con la masificación del destino)

Según se observa en el gráfico que acompaña a la publicación, el crecimiento es prácticamente imparable desde 1950, con los mayores picos en el año 1990 y en 2017, sumando este último cerca de 30.000 nuevas plazas. En términos generales, en los últimos ocho años, se han registrado más de 76.000.

Por segmentos, hace 22 años, el sector hotelero contaba con unas 260.856 plazas, que se aumentaron a 307.443 en 2021. Por su parte, el alquiler ha irrumpido con gran fuerza en este periodo, multiplicándose por 25. Contaban con 4.000 plazas en el año 2000 y ahora ya superan las 103.000.

Armengol ha venido ensalzando que que la calidad es “la base del sistema turístico”, pese a las numerosas quejas de asociaciones del sector y residentes en Baleares, pese a veranos marcados por el término “masificación”, principalmente en Mallorca, donde sus calles se han desbordado de turistas en fechas punta del año, algo que no ha ocurrido tan exageradamente en periodos anteriores (Armengol presume de calidad mientras el alquiler turístico lastra a Baleares).

Ello se debe al auge descontrolado de las viviendas vacacionales. Como viene publicando Preferente, la importancia de este segmento se ha multiplicado por 25 en los últimos 22 años, pues la isla contaba con 4.000 plazas de alquiler en el año 2000 y ahora ya superan las 103.000 (El día del Turismo, ante el reto de curarse de su gran enfermedad).

Junto a las críticas de colectivos ecologistas como el Gob o Terraferida, también este fracaso en la gestión del modelo turístico durante los últimos ocho años en Baleares es reconocido hasta por Lluís Apesteguia Ripoll, candidato de Més per Mallorca al Govern, quien admite al mismo medio que "las políticas en vivienda y transporte del Govern han sido insuficientes", pese a ser uno de sus socios, al tiempo que avala que "es una realidad que el número de turistas ha crecido".

Al respecto, la candidata del PP a la presidencia del Govern de Baleares, Marga Prohens, reconoce a okdiario que hay saturación turística pero añade que esta saturación "la ha provocado el Govern de Armengol al no intervenir contra la oferta ilegal y porque le interesa generar el rechazo de los residentes a los turistas" ("Armengol ha provocado la saturación turística mirando a otro lado con la oferta ilegal").

El malestar social se ha manifestado en puntos simbólicos como a la entrada al túnel de Sóller, el pueblo más famoso de Mallorca, que amaneció hace unas semanas con una pancarta lamentando que “Sóller es sólo para guiris y ricos”. El mensaje refleja el sentir muy extendido por toda la isla sobre la caótica gestión turística de los últimos años, que, desde la súbita entrada al mercado de alojamiento de una enorme oferta de vivienda vacacional, ha masificado la isla y molestado en distintas facetas a los residentes.

Esta iniciativa anónima ha dado voz al proceso de "expulsión" de los locales ante los elevados precios de la vivienda, la desaparición de actividades económicas ajenas al turismo o la pérdida de poder adquisitivo de los mallorquines, unido a las incomodidades para el transporte ante el colapso provocado por los coches de alquiler, frente al modelo regulado anterior con la touroperación y sus autobuses. Los promotores de la protesta aseguraron que Sóller "debe hacer frente a la gentrificación de manera urgente" porque "los gobernantes locales actuales lo saben y no hacen nada" (Mallorca estalla por la caótica gestión turística de estos años).

En cambio, el gobierno que preside Francina Armengol ha presumido estos años de una cercanía con los hoteleros de las islas, cuyos principales líderes se han manifestado "muy cómodos" con ellos, gracias entre otras medidas a las moratorias a más plazas que revalorizarán sus inmuebles al impedir que hayan nuevos competidores desarrollando más plazas.

 


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    1 Comment
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    Federico
    10 meses

    Estupendo artículo , bien documentado en líneas generales, con una crítica argumentada a la gestión del Pacto de Progres pero que estando en campaña electoral debería exponer más detalladamente las propuestas del PP , Vox y PI. para poder posicionarse . Saludo

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