Los hoteles vacacionales cuentan con unas reservas para septiembre que se acercan o incluso superan al mejor año prepandemia. Los pronósticos apuntan a ocupaciones próximas al 70 por ciento, aunque con la habitual rebaja de tarifas respecto a un julio y agosto en cuanto a precios. No obstante, desde octubre los temores se acrecientan (Incertidumbre en el sector de agencias tras un gran verano).
Los dos meses centrales del verano para el grueso de la hotelería de playa española han sido de récord de ingresos en la mayoría de casos, aunque no de beneficios debido a los fuertes incrementos de costes en energía y alimentos y bebidas. Las tarifas han subido ostensiblemente, pero los márgenes apenas han variado.
Las expectativas para septiembre van cogiendo luz estos días teniendo en cuenta la tendencia creciente que lleva a concretar las reservas muy a última hora, y que dificulta pronósticos. Y en los pasados días se han materializado un buen número de ellas que certificarán unas ocupaciones hoteleras en dicho mes algo mejor de lo esperado.
Las dudas comienzan a partir de octubre, debido a las incertidumbres económicas y los mensajes alarmistas de las autoridades sobre la llegada de un invierno duro a causa de los efectos de la guerra en Ucrania. Como respuesta a estos temores, por ejemplo los consumidores españoles están llevando a máximos su tasa de ahorro en depósitos bancarios, que ya venía de cifras récord por la pandemia (“Para otoño no hay muchas reservas en Canarias y Costa del Sol”).
El miedo a la inflación continuada, en especial en alimentos y en energía, unido al imprevisible desenlace de los planes de Vladimir Putin, están retrayendo las compras con antelación, lo que mantiene en vilo a destinos como Canarias, donde la temporada alta empieza en noviembre.
Es curioso como la propaganda globalista neoliberal vende al empresario como una especie distinta, superior, más valiente y emprendedora. Sin embargo cuando bajas a los titulares de la realidad parece que están todo el día dando de vientre.