Después de facturar más de 2.300 millones de dólares en el turismo de salud, Turquía se lanza ahora a una variante que puede ser igualmente productiva: el turismo veterinario.
Los noreuropeos están aún más preocupados por la salud de sus mascotas que los españoles, pero en sus países los precios de los veterinarios están por las nubes. De manera que la opción de Turquía, con avión, hotel y servicios completos, puede convertirse en un atractivo.
Algunas clínicas veterinarias de Antalya, en Turquía, ofrecen los servicios para un caso de mandíbula rota de una mascota por entre 4.500 y 5.000 libras, algo más en euros. Por ejemplo, un gato, incluyendo diagnosis, cirugía y recuperación, con diez días de hotel para el propietario, transporte, una visita a la ciudad y hasta una rinoplastia (tratamiento de la nariz) para el propietario por el precio anterior, aunque la última operación va fuera del presupuesto.
En cualquier país europeo, tratar un gato de un problema así cuesta no menos de 1.500 euros.
Los expertos de estos países europeos repiten con los veterinarios las mismas prevenciones que hacen a los tratamientos para humanos: la calidad puede no ser comparable a la de los países europeos. La Asociación de Veterinarios de Gran Bretaña advierte que, siendo más baratos, estos no tienen por qué ser los mejores tratamientos para los animales.
No obstante, Turquía parece que definitivamente se consolida como una oferta muy competitiva en estos servicios de salud, incorporando ahora los veterinarios.
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