Colapso de Orizonia: en el fondo, el problema es de los fondos

Se ha escrito y se sigue escribiendo mucho acerca de la desaparición de Orizonia, y es normal que suceda así a pesar de que algunos quieran evitarlo, pues lo que va a dejar de existir es nada menos que el segundo grupo turístico de España y que durante años fue santo y seña del emisor español.

Las redes sociales echan fuego, con sus verdades y sus mentiras, sus desahogos y sus excesos, sus solidaridades y sus manipulaciones, como no podía ser de otra manera cuando se ha jugado con el futuro de cinco mil familias, aderezado con los intereses empresariales más espurios y abyectos.

Los que han estado dentro de la casa, los que han vivido de cerca los avatares, son sin duda los que más conocen las causas del hundimiento de Orizonia, porque los han vivido en primera persona, de ahí que se lleven las manos a la cabeza con las informaciones partidistas que filtran parten interesadas.

Informaciones como las publicadas por el diario digital generalista más influyente, que al dictado del fondo Vista Capital publicó que la causa principal del derrumbe fue debida a la deuda contraída con Marsans por el anterior equipo gestor, toma del frasco, Carrasco, y salga el sol por Antequera.

El fondo Vista Capital, del Banco Santander, y los otros dos fondos, el británico ICG y, sobre todo, el fondo norteamericano Carlyle están muy conectados con los grandes medios y a través de sus equipos de comunicación y de sus bufetes de abogados intentan que el caso de Orizonia no les golpee.

Están estos fondos igual de preocupados, o más, que Globalia y los políticos porque la caída del grupo emisor les afecta sin duda alguna a su imagen de grupos inversores serios, fiables  y conocedores de los negocios en los que participan con los ahorros de su retahíla de accionistas de todo el mundo.

Y tienen motivo para sentirse con el agua al cuello por cuanto han sido estos fondos los que en mayor medida han contribuido al desguace de Orizonia, y no tan solo por deshacer el acuerdo con Barceló en favor de Globalia, sino por su desconocimiento del negocio turístico y por mezclar temas personales.

Fueron los fondos los que con premeditación y alevosía nombraron a un determinado gestor, José Duato, con el único propósito de fastidiar al anterior responsable de Orizonia, y fueron los fondos los que permitieron que se tomaran decisiones absurdas que han contribuido a la caída del grupo.

La culpa del millonario cambio de nombre de Viajes Iberia por Vibo, por citar uno de los ejemplos de la manera en que se han llevado las cosas en Orizonia, no sólo hay que achacársela al ahora cuestionado director de marketing y a Duato, sino al jefe de Carlyle que lo autorizó en última instancia.

Antes de que la Comisión Nacional de Competencia y Globalia entraran en acción y las cosas fueran a mayores, los fondos habían jugado un papel nada edificante en Orizonia, tomando al alimón con Duato y Conte decisiones desacertadas como no afrontar a tiempo los Eres y Ertes, entre otras muchas.

Según la lumbrera del ex responsable de marketing--su segundo Ricardo Fernández es testigo-- los responsables de los fondos, “mis señoritos”, nunca estaban, allá por finales de enero del año pasado, al tanto de lo que sucedía en turismo por preferente.com, sino a través de otro digital turístico, pues es lo que hay.