Fitur 2017: Oportunidades y excusas

Fiel a su cita en el mes de enero, FITUR, una de las grandes ferias del turismo mundial, llega al Campo de las Naciones de Madrid dispuesta a exponer “urbi et orbi” su potencial y su poderío como anfitriona en un país que está en el peor de los casos en el “top tree” del Universo.

He asistido a casi todas sus ediciones en los últimos veinte años y, por ende, tengo diferentes “inputs” respecto a un evento ferial imprescindible en el sector turístico mundial. La reciente crisis, que todavía colea de alguna forma, hizo mella en una Feria con identidad propia pero todo indica que se está recuperando a “marchas forzadas”.

Durante estos años he oído a los grandes empresarios españoles del Sector decir que, en realidad, el cónclave de profesionales no servía para gran cosa, excepto para que empresas privadas y entes públicos (ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas y el Estado) gasten millones de euros en vender humo.

Digo yo que algún negocio se cerrará aunque sólo sea por aquello de que nadie ama lo que no conoce y mucho menos lo puede comprar. Pero, en efecto, esos cuatro días de intenso ajetreo (18 al 22 enero) de personas por IFEMA debería ir a lo práctico aunque sea adobado con un poco de retórica e incluso de parafernalia.

El hecho de que generalmente sea inagurada la gran feria por el Jefe del Estado o en su ausencia por el primer ministro da cabal idea de la importancia institucional que se le concede.

LO QUE NO PUEDE SER

Nada tengo ni puedo tener que empresarios privados se jueguen su dinero a título de meros brindis al sol. ¡Allá ellos! Pero cosa distinta es el derroche que desde tiempo inmemorial hacen corporaciones públicas bajo el prurito del “turismo”, incluso en localidades pequeñas y arruinadas. Los empresarios que se juegan su dinero por lo general no suelen ser propicios a grandes dispendios, incluso y especialmente, los más acaudalados. Si lo tienen es porque no los tiran.

Caso bien distinto son  los gestores públicos que deberían ser ocasionales.

Durante los últimos lustros hemos visto como Fitur se convertía en tres días en Madrid, a todo pasto y por cuenta del contribuyente, bien comidos y mejor bebidos. Todo por darse una vuelta por el stand de su pueblo, provincia o comunidad autónoma, unos cuantos abrazos con los conmilitones y punto.

Ese tiempo ya debió pasar. He conocido casos realmente obscenos al respecto. Los responsables políticos deben justificar su presencia en el evento y,singularmente, sus gastos y sus conceptos.

PROYECCION DE ESPAÑA

FITUR, en esencia, debe servir para potenciar la imagen del país anfitrión. España no son sólo sus gobiernos e institucionales políticas o públicas. Lo son también sus empresas y fundamentalmente sus emprendedores. Una ocasión señera para ponerlos en el candelero y revindicar su trabajo cotidiano al frente de sus empresas o las corporaciones (grandes o pequeñas) en las que trabajan.

FITUR debería ser también la ocasión en la que todo un país rinde tributo y homenaje al Sector que da empleo a millones de personas y alcanza ya el 12 por ciento del Producto Interior Brutos nacional.

¡Vamos a verlo!