El Gobierno británico fija en 112 millones el coste de la quiebra de Thomas Cook

El ministro británico de Transporte, Grant Shapps, afirmó este miércoles que el coste de la operación para repatriar a los 150.000 británicos afectados por la quiebra del turoperador Thomas Cook será aproximadamente de 100 millones de libras (unos 112 millones de euros).

En una comparecencia en el Parlamento británico, Shapps estimó que el monto sería en torno al doble de lo que costó repatriar, en 2017, a los afectados por la quiebra de la aerolínea británica Monarch, fijado en 50 millones de libras (casi 56 millones de euros).

"El coste final de la repatriación para Monarch fue de aproximadamente 50 millones de libras, incluidas las contribuciones de Atol (el fondo de garantía británico). Ahora sabemos que los esfuerzos de repatriación para Thomas Cook son aproximadamente del doble y son más complicados", señaló.

Una de las incongruencias más llamativas que para el sector turístico está teniendo el papel de las autoridades en la quiebra de Thomas Cook es que por ejemplo el gobierno británico rechazase apoyar un rescate cuando a las arcas públicas las labores de repatriación de sus turistas les está suponiendo una factura cercana a un respaldo con dinero público.

Pero más allá de los costes que la hacienda británica va a tener que afrontar esta semana el problema mayor es lo que va a suponer para la economía del país, en plena frontera para consumar el Brexit, al contar con miles de personas que acaban de perder su empleo, a la vez que varios proveedores de Thomas Cook se verán obligados a cerrar o a recortar sus plantillas.

El gobierno español y los autonómicos de Baleares y Canarias también parecen haber actuado demasiado tarde de ser cierta la petición a última hora del domingo al más alto nivel político por parte de España hacia Downing Street de que evitasen la quiebra, cuando era una situación cuyo riesgo era conocido desde hacía semanas.

Pero sobre todo una gran parte de culpa cabe atribuírsela también a los empresarios que hasta última hora nunca llegaron a creerse que se fuera a dejar caer a un gigante como Thomas Cook, pese a las experiencias con Orizonia, o pese a que incluso publicaciones como Preferente, en su portada de mayo de este año, alertase de que la deuda de grupos como el quebrado era alarmante.